Investigan álamos como especies fitorremediales útiles para descontaminar suelos

Según estudio, los metales pesados asociados a los desechos de la industria minera podrían ser retenidos en forma natural a través de plantaciones arbóreas seleccionadas para tolerar altas concentraciones de cobre y de contaminantes salinos.

19 Julio 2019

Investigadores del Instituto de Ciencias Biológicas están trabajando con una variedad de álamo (Populus sp) que en sus raíces retiene altas concentraciones de cobre y contaminantes salinos. Estas características genéticas pueden ser aprovechadas para la fitorremediación de contaminantes de la industria minera o sanitaria y para recuperar suelos degradados.

Las investigaciones de la Universidad están centradas en detectar los mecanismos biológicos presentes en híbridos de esta especie, que les permiten tolerar metales pesados y desarrollarse en condiciones de contaminación.

Fernando Guerra, investigador del Instituto de Ciencias Biológica de la Corporación, explicó que “uno de los problemas ambientales más importantes para nuestro país es la presencia de suelos contaminados por metales que, en nuestro caso, principalmente provienen de la industria minera. Por ello, el foco principal de nuestra línea de trabajo es la descontaminación de terrenos y situaciones que involucren metales pesados, en específico cobre, como por ejemplo en tranques de relaves o sitios cercanos a ellos”.

Agregó que “trabajamos con alrededor de 10 híbridos de álamo  y hemos identificado un clon que funciona relativamente bien y que es capaz de tolerar altas concentraciones de cobre y de contaminantes salinos. Nos hemos abocado en ver qué elementos dentro de su ADN le confieren la capacidad superior para absorber estas sustancias y sobrevivir”.

“Este clon no muere bajo condiciones de alta contaminación porque produce un tipo de proteínas que permite retener los contaminantes en las raíces y evitar que pasen a las hojas que son los órganos más sensibles”, precisó el académico.

En algunos casos el objetivo ambiental no es, necesariamente, remover los contaminantes de desechos mineros, sino que evitar su dispersión hacia zonas sensibles, como centros poblados o fuentes de agua. “Más que limpiar un tranque de relave, que tiene miles de toneladas de material toxico, nosotros apuntamos a establecer una cubierta vegetal sobre él, a través de un sistema de fitoestabilización que evite la movilización por efecto del viento o el agua a la contaminación de ciudades que normalmente están cerca de las zonas mineras”.

Otros usos

Pero los álamos no solo servirían para disminuir el impacto de los desechos mineros: sus características biológicas también se pueden aprovechar en empresas, por ejemplo  productoras de pollos y cerdos, que generan desechos orgánicos contaminantes, ricos en nitratos y otras sales que los hacen muy  tóxicos, así como también en rellenos sanitarios.

“La experiencia que nosotros tenemos nos ha permitido identificar álamos capaces de procesar residuos líquidos salinos, permitiendo que las empresas que administran los rellenos sanitarios no los acumulen. Desde este punto de vista, alternativas basadas en este árbol permiten procesar residuos, disminuir la necesidad de acumulación que tienen las empresas y, al mismo tiempo, evitar que lleguen a cursos de agua. En este sentido, son sistemas útiles para distintas actividades y tipos de contaminantes”, señaló Guerra.

Basado en estas investigaciones y conocimientos se podría plantar bosques de álamos cercanos a relaves mineros, en áreas circundantes a rellenos sanitarios u otros centros de generación de contaminantes para de esta forma ser una barrera  vegetal y natural de contención.

“Un árbol de 4 a 5 años de edad puede fácilmente, durante el verano, traspirar 70 litros de agua por día. Entonces, eso hace que un bosquecillo de álamos sea capaz de absorber una cantidad de líquidos contaminados muy alta. Pero, la superficie que se necesita y la cantidad de plantas depende de cada situación en particular”, expresó.

Estos conocimientos resumen más de 10 años de investigación que incluyen proyectos con distintas fuentes de financiamiento, tesis de pre y post grado, y trabajo multidisciplinar entre el Instituto de Ciencias Biológicas y el Centro Tecnológico del Álamo de la Corporación. “Es una línea de trabajo que apunta a definir la utilidad que pueden tener arboles forestales en la limpieza de contaminantes en el medio ambiente, en los suelos, en la atmosfera o en residuos líquidos”, indicó Guerra.

Árbol del pueblo

El álamo (Populus sp. en latín) y sus benignas características se reconocen desde los tiempos de los romanos y siempre cerca de estas especies arbóreas existen asentamientos humanos.

Aunque su cultivo para uso industrial se ha reducido, debido principalmente a la introducción forestal del pino, se estima que en Chile existen alrededor de 12 mil hectáreas de plantaciones comerciales, sin considerar cortinas cortaviento o plantaciones de protección ambiental.

El Centro Tecnológico del Álamo de la Universidad de Talca ha desarrollado seis variedades hibridas que ya están disponible para su uso comercial. En esta entidad llevan años estudiando sus beneficios para el medio ambiente y su potencial de cultivo y desarrollo en el país ya que es una especie arbórea muy eficaz para proteger las ribereñas de ríos, se complementa con otros cultivos agrícolas (agroforestería) y su madera es la base de productos de alto valor agregado como fósforos, palos de helado, y recientemente se dio a conocer una nueva línea de cubiertos desechables, orgánicos y biodegradables.

Además, en álamo se elaboran cajas de frutas, embalajes de exportación, pallet, bins y madera dimensionada, entre otras utilidades productivas.

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