27F: investigación detecta consecuencias en moluscos

27 Febrero 2019

A nueve años del terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero, continúan apareciendo repercusiones. Esto quedó al descubierto tras una nueva investigación del Instituto de Química de Recursos Naturales de la Institución.

Se trata de un trabajo dirigido por el director de instituto, Jaime Tapia, el que se inició con la realización de la memoria de título del estudiante de Tecnología Médica Francisco Villagra que analizaba la bioacumulación de metales tóxicos en especies marinas luego del evento de 2010.

La investigación consistió en determinar el contenido de metales tóxicos en el molusco Concholepas concholepas, conocido comúnmente como “loco”, en muestras colectadas en la costa de Iloca antes y después del terremoto-tsunami.

El análisis estadístico del estudio mostró que el contenido de cobre y manganeso aumentó significativamente en las muestras de hepatopáncreas luego del tsunami. Sin embargo, este no fue transferido completamente al tejido muscular, que es la parte comestible del molusco, no constituyendo un riesgo para la salud humana al encontrarse sus concentraciones bajo los niveles permitidos por la actual legislación que indica la Organización Mundial de la Salud.

Jaime Tapia explicó que “a diferencia de la mayoría de los contaminantes orgánicos, los metales pesados no pueden degradarse biológica ni químicamente en la naturaleza. La característica que hace que sean tan peligrosos es su tendencia a acumularse en los organismos. Por esta razón, cantidades reducidas, y en apariencia inofensivas, absorbidas durante un largo período, alcanzan niveles mayores de concentración, produciendo el fenómeno de bioacumulación en los seres vivos. Esto se agrava conforme avanza en la cadena alimenticia”.

Los hábitos alimenticios y de crecimiento del “loco” lo convierten en un buen bioindicador de la presencia de metales tóxicos en su entorno. Además, los terremotos y tsunamis producen grandes movimientos de sedimentos marinos, los que contienen altos niveles de metales pesados, generando cambios de sus concentraciones en el sistema acuático lo que afecta directamente a los organismos.

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