Advierten falta de políticas de largo plazo que sustenten crecimiento agropecuario

24 Julio 2013

Poco auspicioso son los pronósticos para el sector agrícola en 2013, tras el ajuste a la baja que debió realizar la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del Ministerio de Agricultura, que anticipó una expansión sectorial de entre 1,5% y 2,0% para este año, cifra muy por debajo de su estimación inicial de 3,0% a 5,0%.

Pero pese a este reacomodo en los números, a juicio del académico e investigador del Departamento de Economía Agraria de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca, Roberto Jara, todavía hay razones para mantener cierto grado de optimismo.

“Existen algunas razones para mantener un cierto optimismo, principalmente en el subsector forestal, que gracias a la reactivación de Estados Unidos, se proyecta como el subsector de mayor crecimiento. Asimismo para la fruticultura y viñas se proyecta un leve crecimiento”, planteó.

“Estos tres subsectores juegan un rol importante en las exportaciones silvoagropecuarias y se esperaría entonces mejores resultados que en 2012, cuando se registró una disminución de 1,5% en las exportaciones silvoagropecuarias totales con respecto al 2011, debido principalmente, a la caída del valor de los envíos a la Unión Europea”, profundizó.

No obstante, el docente reconoció que el rubro atraviesa un momento complejo. “Lo cierto es que aún existen muchas preocupaciones y logros por alcanzar. Por ejemplo, la fuerte sequía que está afectando al país ya por varios años, junto con algunos eventos climáticos adversos puntuales presentados, como las heladas, han mermado la producción de sectores como cultivos anuales y hortalizas”, comentó.

En este contexto, agregó que pese a los esfuerzos realizados para diversificar mercados de destino, resultan preocupantes los escasos progresos en la diversificación de productos de origen silvoagropecuarios exportados.

“En este sentido el rol de la investigación y desarrollo (I+D) es crucial. Chile carece de una política de I+D de largo plazo que sustente el crecimiento sostenido de productos agropecuarios, ya sea con alto valor agregado como primarios”, afirmó.

DÓLAR Y MANO DE OBRA

El análisis del docente también consideró el bajo precio del dólar, el alza sostenida del precio del petróleo y fertilizantes, así como la creciente escasez de la mano de obra. “Sumado a los eventos climáticos ya mencionados, sin duda que son factores que preocupan y perjudican la competitividad del sector”, subrayó.

Añadió que un factor clave para mejorar competitividad en el sector agrícola es lograr aumentos en la productividad a nivel predial. “Dicho aumento se explica por cambios técnicos -incorporación de nuevas tecnologías-, pero también por mejoras en la eficiencia productiva, concepto relacionado con mejoras en la gestión e información”, explicó.

En ese sentido, sostuvo que las nuevas tecnologías -por ejemplo, sistemas de riego, nuevas variedades y mecanización- son de gran importancia para mejorar competitividad en el agro.

“Sin embargo, más importante es estudiar de qué manera estas nuevas tecnologías son difundidas, adoptadas y finalmente apropiadas por los productores en beneficio de su productividad. En este proceso el Estado debe jugar también un rol protagónico”, sentenció.

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