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“Exigencia de los mercados a la exportación de fruta fresca, una mirada desde Chile y Europa”, fue el seminario que congregó a un grupo de investigadores y estudiantes, organizado por el Departamento de Economía Agraria de la Facultad de Ciencias Agrarias.
Alejandra Engler, directora del mencionado departamento, destacó que Chile es un país exportador por excelencia y dentro de sus exportaciones las frutas han adquirido importancia. Por lo demás, dijo, el 50 por ciento de las exportaciones agrícolas son de fruta fresca y el 85 por ciento de lo que se produce se exporta.
“Por lo tanto para Chile y para las regiones de O’Higgins y Maule —donde se concentra aproximadamente el 50 por ciento de la producción frutícola de todo el país— el tema es de relevancia y es muy importante el cumplimiento de las exigencias de los mercados de destino, que son muy variadas y básicamente están en el ámbito sanitario y fitosanitario.”, explicó.
La académica agregó que en ese contexto, el trabajo que ha venido realizando la Facultad de Ciencias Agrarias, con su Departamento de Economía Agraria, “tiene que ver con cómo los productores y los exportadores están enfrentando esas exigencias de los mercados de destino y cuánto éstas afectan la exportación y los costos de producción”.
El problema se está abordando en dos proyectos, uno Fondecyt, cuya investigadora responsable es Engler. Y otro de Atracción de Capital Humano Avanzado, que posibilitó la venida del profesor Jean Marie Codron, especialista en organización de cadenas agroalimentarias para el sector de frutas y hortalizas frescas, de Montpellier-Supagro, Francia.
“La idea es hacer estudios conjuntos en gestión de manejo sanitario y fitosanitario por parte de productores. Abordar cómo lo hacen para cumplir con las exigencias de exportación de productos frescos”, explicó.
Desde Francia
Codron, en su conferencia “Organización de productores para el cumplimiento de exigencias sanitarias: caso de productores de tomate bajo invernadero”, se refirió a la organización de productores de tomate en Francia —donde existen 23 organizaciones de productores— para atender esos requerimientos. Examinó la gestión de riesgo sanitario y fitosanitario en frutas y hortalizas con estándares cada vez más estrictos. Uno de estos es la revisión de moléculas (de residuos), autorizadas en Europa, tema del cual mencionó aspectos de la reglamentación a la que deben someterse los productores.
El académico precisó que en algunos países como Inglaterra, la entrega de fruta debe acompañarse de documentación. “Significa mucho trabajo para los productores reunir todos los papeles que acreditan su cumplimiento con el protocolo”, sostuvo.
Engler enfatizó que hay preocupación en los productores y es todo un sector frutícola por cumplir con las exigencias de los mercados y ser protagonistas en la exportación frutícola. “De hecho somos los líderes en exportación de fruta fresca en el hemisferio sur y de fruta fresca a nivel mundial en productos como uva, arándano, kivi y cerezas”. A su juicio, se ha podido llegar a esta posición porque ha existido un esfuerzo de país, más allá de los productores.
Durante el seminario se refirió a la adopción de certificaciones privadas en huertos frutícolas y su costo de implementación y el análisis de la diversidad de productores. Se analizó el impacto del nivel de exigencias sobre el nivel exportado, lo que tiene que ver con la certificación de productores.
Globalización
Argumentó que las mayores exigencias se relacionan con los cambios en las políticas de comercio internacional en los últimos 20 años, durante las cuales surgen medidas no tarifarias. Esto en el ámbito del comercio globalizado, que se vinculan con aspectos sanitarios y fitosanitarios. Aludió también a modificaciones en la oferta y demanda de alimentos, con mayor conciencia de los consumidores respecto a la calidad de éstos.
Asimismo, resaltó que la globalización ha traído aparejada la necesidad de diferenciar los productos, y en esa perspectiva surgen las certificaciones privadas.
Por su parte, Gabriela Cofré, académica del Departamento de Economía Agraria, expuso el tema “Percepción de la exigencia y complejidad de medidas sanitarias y fitosanitarias, y de calidad impuesta por distintos mercados a la exportación”, con una mirada desde las empresas exportadoras.
Expresó que el 85 por ciento de la fruta fresca, entre la que sobresalen uva de mesa, manzanas y arándano, se exporta a más de cien mercados, principalmente de Estados Unidos, Holanda, Reino Unido y Rusia, lo que implica cumplir con medidas sanitarias y fitosanitarias que aumentan los costos. El estudio al que se refirió abarca las regiones del Maule y O’Higgins, donde se encuestó a 40 empresas exportadoras.
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