¿Cómo descubrir tu vocación?

30 Noviembre 2012

Qué profesión estudiar es una de las decisiones más importantes en la vida de un joven, dificultada aún más cuando la vocación no está clara, y las opciones disponibles son múltiples.

Antes de resolver, los expertos recomiendan investigar las alternativas ofrecidas por el sistema educacional e informarse sobre la proyección laboral de las carreras.

Una de las tareas que los jóvenes deben asumir hacia el fin de la adolescencia y el inicio de la etapa adulta, es la de definición de su identidad. Así lo afirma el director de la Escuela de Psicología de la Universidad de Talca, Ricardo Rey Clericus.

Explica que una parte importante de esta definición de quién ser en el futuro, es la elección del área en la que se va a trabajar o la profesión que se va a desempeñar. Por la importancia que esto tiene, lo ideal es adoptar la decisión con mucha calma y con la mayor cantidad de antecedentes posibles.

HABILIDADES E INTERESES

Entre los antecedentes a tener en cuenta para la elección de la carrera, hay factores externos al estudiante, que están relacionados con el prestigio que poseen las diferentes profesiones en nuestra sociedad, y ligado a ello está la posibilidad de ingresos económicos.

“Es muy importante que los factores que tengan mayor peso en la decisión sean los propios del estudiante, en cuanto a sus propias habilidades, intereses y preferencias; lo mejor es que la persona pueda hacer aquello que le gusta hacer y que le paguen por ello”, sostuvo Ricardo Rey.

La psicóloga educacional, Carolina Iturra Herrera, asegura que los estudiantes reciben mucha información respecto a lo que podría ser una carrera profesional, pero que efectivamente no es tal.

“Hay mucho marketing detrás de esto y los estudiantes pueden optar pensando en su posibilidad de futuro y no necesariamente en lo que se van a desempeñar. Deben enterarse muy bien de qué trata la carrera, cuál es el foco de trabajo y futuro desempeño. Deben pensar si son capaces de proyectarse con lo que van a hacer.
Muchas veces las decisiones se toman simplemente por estatus o presiones de la familia y lamentablemente es una de las problemáticas que enfrentan en el primer año de estudio cuando descubren que no les gusta”, expresa la académica de la Universidad de Talca.

Tatiana Canales Opazo, psicóloga educacional de la misma Casa de Estudios Superiores, recomienda que la decisión vocacional se asuma con tranquilidad y abundante información.

“En Chile la decisión de entrar al sistema de educación superior se adopta entre los 17 a 19 años y es algo que implica toda la vida. Entonces no debiera basarse en el sentir, el día que se entregan los puntajes PSU”, dice la experta.

Para ayudar en una decisión basada en sus propias preferencias, los padres deben evitar presionar a sus hijos, y no decirle qué harían al estar en su situación, porque eso sólo reflejaría la propia elección de los papás.

En este caso, son los hijos los que están tomando una decisión que les afectará durante mucho tiempo y si bien existe la posibilidad de que se equivoquen, es preferible que cometan un error a que sientan que fueron ‘obligados’ a estudiar una profesión con la que nunca se van a sentir conformes porque no la sienten propia.

Carolina Iturra sostiene que generalmente los jóvenes son presionados por sus padres respecto a la decisión vocacional, lo que no debería decidirse en cuarto año medio, sino que constituir una proyección respecto a las expectativas futuras y comenzar a trabajarse incluso desde que los estudiantes están en primero medio.

“Esa es una decisión que se da en el seno familiar, pero finalmente es el joven quien debe decidir (…) Eso es complejo porque muchas veces la familia presiona mucho respecto a la decisión vocacional. Indiscutiblemente que el cambio del colegio al sistema universitario es muy brusco, donde el joven pasa a ser más autónomo e independiente. Muchos no logran la madurez suficiente para lograr esa autonomía y eso en parte explica malos resultados. Y ahí la familia debe apoyar en primer lugar la decisión vocacional del estudiante”, explicó.

Agregó que los papás son quienes mejor conocen a sus hijos y saben los procesos desarrollados en su trayectoria escolar. “Su rol es de acompañamiento, de apoyo en la decisión vocacional, a menos que sea una decisión descabellada”, dijo.

HONESTIDAD

No existe un único momento para esa elección y lo ideal es adoptar la decisión lo antes posible. Sin embargo, en ocasiones esto no es factible, dado que también uno de los elementos que influye en las posibilidades del estudiante es el resultado de la PSU. “Por ello, para quienes están saliendo de la enseñanza media es conveniente pensar con anticipación en varios escenarios posibles, y uno de ellos es decidir prepararse para dar la PSU nuevamente o bien postular a una carrera dentro del área que constituye el interés principal, en caso de que el puntaje no alcance para postular a esta”, manifestó Ricardo Rey.

Aunque es un proceso que se da mayoritariamente en la etapa de la adolescencia, más que con la edad, la elección profesional se relaciona con la capacidad de la persona de ser honesto consigo mismo respecto a las razones para estudiar una carrera.

“Muchas veces se relatan casos de personas que reinician todo nuevamente, siendo algo mayores, incluso luego de haber terminado una carrera universitaria. En ocasiones porque se siguió una primera carrera para dar el gusto a los padres, y en otros casos porque descubren su vocación luego de experiencias claves que no habían vivido con anterioridad”, expresó el director de la Escuela de Psicología de la UTALCA, Ricardo Rey.

También hay carreras que existen simplemente porque los estudiantes las piden, y no necesariamente porque haya un campo donde trabajar, comenta Tatiana Canales. “Entonces hay carreras saturadas en el actual sistema y al egresar no habrá dónde trabajar o habrá un trabajo precario por menos dinero, y eso generará frustración”, agrega.

La psicóloga educacional sostiene que al momento de elegir una Institución de Estudios Superiores, es importante la calidad académica y la proporción de profesores que realmente están trabajando todos los días en la universidad.

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