¿Cómo elegir la carrera adecuada y la institución más conveniente?

30 Noviembre 2012

En el momento de decidir qué camino tomar respecto a educación superior, no sólo los estudiantes, sino también sus familias requieren de un cúmulo de información que les permita tomar la determinación correcta de acuerdo a sus intereses, deseos, aspiraciones y también a la diversificada y variada oferta académica.

Los establecimientos educacionales se encargan de proporcionar información. Con ese fin, las charlas vocacionales se hacen frecuentes a partir de tercero medio y algunos egresan de cuarto con ideas claras respecto a qué estudiar, pero muchos otros esperan conocer el puntaje que obtendrán en la PSU para decidir. Las voces autorizadas señalan que es necesaria una reflexión seria antes de resolver qué hacer cuando se decide continuar con el siguiente nivel de enseñanza, ya sea en la universidad, el instituto profesional o el centro de formación técnica.

Según el Ministerio de Educación, en Chile existen 60 universidades, 45 institutos profesionales y 69 centros de formación técnica, pero reconocidos oficialmente están las 25 universidades del Consejo de Rectores, 35 privadas, y otras seis en proceso de cierre. La totalidad de los institutos profesionales están reconocido y 63 centros de formación técnica.

En 2011 se dictaron en total 10 mil 536 programas y carreras, con una duración promedio de 10,7 semestres. En cuanto a matrícula, el Mineduc da cuenta de un millón 68 mil 263 alumnos, en 2012. De esa cantidad, 346 mil 204 correspondieron a primer año, distribuidos en 176 mil 349 en universidades; 105 mil 762 en institutos y 64 mil 093 en centros de formación técnica.

En los últimos años, a la tarea informadora se ha sumado la Secretaría Ministerial de Educación del Maule que creó una especie de instancia regional de la División de Educación Superior, un ente centralizado del ministerio del ramo. Es una coordinación, a cargo de Guido Sarabia, quien no vacila en afirmar que hay que pensar seriamente en los pasos a seguir.

“Si el joven egresa de un establecimiento técnico profesional, tiene dos caminos: quedarse con el título con que sale del liceo o colegio o postular a la educación superior a través de sus tres vertientes: centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades, que conforman lo que denominamos también educación terciaria”, manifiesta. Al mismo tiempo, entrega algunas orientaciones tanto para quienes egresan de cuarto medio de un establecimiento científico humanista, como para los jóvenes que ya disponen de un título otorgado por un plantel técnico profesional.

“Primero, el estudiante tiene que conocer y tomar en cuenta sus competencias, sus habilidades y aspiraciones porque algunos, demasiado ilusionados, postulan a un instituto profesional o a una universidad sin tener las competencias mínimas necesarias para enfrentar los desafíos académicos”, aconseja.

“Alguien que tiene dificultades con matemáticas, si aspira a una carrera de ingeniería, se verá en problemas si no pasa primero por un propedéutico. Por lo tanto, lo primero es conocerse a sí mismo y luego, es recomendable mirar las posibilidades del mundo laboral, ver bien si la carrera que se les ofrece está acreditada o no y buscar también las universidades que como institución también están acreditadas”, agrega.

El profesor Sarabia enfatiza que la acreditación es un asunto complejo porque hay universidades que están reconocidas por el estado, lo que significa que todos sus títulos y grados son válidos, pero la acreditación es algo distinto. “Cuando una institución está madura, se somete voluntariamente a un proceso de acreditación y la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), del Ministerio de Educación, realiza una especie de scanner de esa institución y comprueba si cumple con determinados estándares. Es como un sello de calidad y puede otorgarse hasta por siete años. A veces está acreditada sólo la institución y no las carreras o tiene una carrera acreditada”, observa.

A su juicio, es necesario además que los jóvenes y sus familias consideren también el perfil de egreso de las carreras que les interesan “y tener cuidado en que a veces se crean carreras que van a tener poco campo ocupacional o nada”.

Guido Sarabia relata que la Coordinación de Educación Superior de la Seremi entregar información a los jóvenes y a sus padres, los orienta y también les ayuda a buscar solución a problemas relacionados con asuntos administrativos o con deudas, y asegura que la instancia a su cargo tiene una excelente relación con instituciones de educación superior de la región. Por estos días, como es lógico, tiene mayor demanda de atención, justamente por las dudas de jóvenes que terminan su enseñanza media.

NO DA LO MISMO

Para el director del Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional (IIDE) de la Universidad de Talca, Sebastián Donoso, son varios los factores que los jóvenes y sus familias deben tener en cuenta antes de iniciar su paso a la enseñanza superior, comenzando por la inversión que implica pagar una carrera.

“Esto es súper importante. Hay algunas carreras que, desde el punto de vista financiero, son una mala inversión, que son aquellas en las cuales la familia va a gastar más plata de la que va a recibir después, en un tiempo razonable, su hijo o hija. Hay algunas carreras en las cuales la inversión que se realiza corre un gran riesgo. Entonces, estudiar cualquier carrera universitaria no da lo mismo, si uno piensa únicamente desde el punto de vista del retorno socioeconómico”, expresa.

Sin embargo, esta situación no es pareja, puesto que, según el académico, varía de universidad en universidad, lo que implica que una de las primera consideraciones que deben tener en mente las familias de quienes ingresarán a la educación superior es la acreditación. “Los años de acreditación de una institución y de una carrera son importantes a la hora de decidir dónde estudiar. No da lo mismo cualquier parte.

En la medida que haya más años de acreditación de la universidad y más años de acreditación de la carrera, eso da garantías de que se está ante una opción más seria. Y no hay que aceptar explicaciones que justifiquen una acreditación muy baja o inexistente. Eso es muy peligroso”, asevera.

Sebastián Donoso coincide con Guido Sarabia en que es necesario echar un vistazo al mercado ocupacional de las carreras antes de decidir. “Es algo difícil de estimar hoy, pero muchas carreras tienen sus mercados absolutamente saturados y es bueno que los padres no hagan mucho caso de informaciones que entregan sitios web de observatorios del empleo, que suelen estar muy desfasadas y corresponden a tres o cuatro años atrás. Se trata de información difícil de obtener, de procesar y de que sea válida”, dice. Asegura, además que contar con un conjunto de datos y antecedentes que respalden la toma de decisiones, también hay que poner atención a las intuiciones.

Asimismo, precisa que si se sospecha de la saturación del mercado de una carrera determinada, lo aconsejable es recurrir a las personas o entes públicos adecuados para aclarar dudas, nunca conformarse con la respuesta que pueda entregar cualquiera.

“Esta recomendación es para todos pero sobre todo para el caso de las universidades porque aproximadamente el 70 por ciento de los postulantes van a estas instituciones, que son el lugar más atractivo, pero detrás de las universidades hay muchas cosas raras”, recalca.

Tan importante como la acreditación es, según Sebastián Donoso, la existencia de centros de práctica, un aspecto que considera clave, especialmente en todas las carreras del área de la salud. “Cualquier estudiante que llegue a una carrera de un instituto profesional, universidad o centro de formación técnica debe tener claro este punto y debe haber constancia de que las prácticas se van a llevar a cabo en un lugar determinado. Este es un tema crucial, determinante para las carreras de la salud”
Respecto a las preferencias por las opciones de educación superior, Donoso explica que hay algunas variaciones en los últimos años, puesto que actualmente es un poco menor el porcentaje de estudiantes que prefiere las universidades, las cuales llegaron a captar cerca del 80 por ciento de los postulantes. “Hoy día están en alrededor de un 70 por ciento. Ahí hay una redistribución de postulantes y esto se debe un poco a que hay muchas carreras universitarias que tienen sus campos laborales bastante saturados. Entonces los estudiantes tienen más claro adónde ir”, acota.

El director del IIDE, de la Universidad de Talca, pone una voz de alerta en cuanto a la falta de regulación del nivel superior de educación, lo que implica que las familias se encuentren desprotegidas al tomar sus decisiones para optar por cual o tal institución. “Prueba de ello es lo que ha ocurrido con planteles que están en proceso de cierre y que no se sabe qué va a pasar con sus estudiantes, ni con los pagos que han hecho. Por eso sus decisiones deben ser tomadas con mucha cautela y evidentemente los planteles de mayor tradición, de mayor cantidad de años funcionando, son un punto a favorque las familias deben tener en cuenta para reducir el riesgo de la decisión que están tomando”, aconseja.

SISTEMA DE APOYO

Otro aspecto en el que, a su juicio, hay que poner atención es en el sistema de apoyo al estudiante de que dispone una universidad, instituto profesional o centro de formación técnica: acceso a bibliotecas, a redes inalámbricas, a colecciones de documentos digitales, a sistema de bienestar estudiantil, de salud, y de créditos propios de la universidad o de becas. “Todas estas cosas son determinantes, son el paso dos. Si hay una discusión en la familia sobre dos opciones, es bueno hacer competir estos argumentos y determinar cuál universidad tiene sistemas de apoyo mejor instalados, de manera que sean una ayuda en momentos de crisis”.

Y como hay beneficios que van de la mano de la acreditación, sostiene que es importante que los estudiantes y sus padres entiendan que si van a una universidad acreditada van a tener acceso a más beneficios y también a más protección “porque esos beneficios están regulados por el estado que son de dominio público y tienen una serie de normativas que la institución no puede cambiar”.

PREFERENCIA POR LA UNIVERSIDAD

Respecto a las razones por las cuales la universidad acapara el mayor interés entre las opciones de la educación superior, Sebastián Donoso estima que hay un trasfondo cultural, que “está en el ADN de las personas”, pero además porque –salvo en áreas muy específicas- sucede lo que en economía se denomina trabajo sustitutivo. “Si antes había un egresado de cuarto medio para una determinada función, hoy día puedo poner a un egresado de un instituto profesional y mañana puedo tener a un ingeniero egresado de una universidad para desempeñar ese trabajo. Lo que ha ocurrido es como el mercado laboral no crece a la par que la cantidad de egresados, comienza a sustituirse a las personas con menos formación por otras más formadas para desempeñar la misma función de antes. Entonces, las universidades en algunas áreas siguen siendo atractivas porque la persona tiene más empleo, no mejor salario”, enfatiza.

Por otra parte, el director del IIDE recomienda proceder con cautela cuando el estudiante obtiene mayor puntaje que el esperado por él y su familia y, ante esa circunstancia, puede surgir entusiasmo por cambiar de opción y elegir una carrera que otorgue mayor rango social, aunque el estudiante carezca de las aptitudes o las ganas de hacerlo. “En ese momento tienen que sincerarse consigo mismos porque después, en la mitad de la carrera se pueden dar cuenta de que no les gusta y el costo de cambiarse es muy alto, no tanto financiero, pero sí de tiempo. Es bueno que la familia y el estudiante estén bien atentos”, dice.

También hace notar que hay carreras técnicas “más impactantes” que algunas universitarias y que lejos de disminuirlas, hay que fortalecerlas e incrementarlas. Por sobre todo, Sebastián Donoso recomienda a los postulantes y a sus familias, estar bien informados.

Por su parte, el académico del IIDE Claudio Oyarzún, opina que son varios los factores que la familia debe considerar, a la hora de decidir, “desde el ámbito motivacional, presupuesto, becas, beneficios calidad de los docentes, perspectiva laboral, modelo de aprendizaje de la institución, etc”. Sin embargo, observa que “la elección será sometida a las aptitudes que tiene el postulante, puesto que éstas tiene una relación directa con el desarrollo logrado en las etapas educacionales anteriores”. A su juicio, debe buscarse un equilibrio entre todos estos factores, que son iguales para los centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades.

Mientras las corporaciones de educación superior despliegan sus mayores esfuerzos por captar postulantes a través de sus ofertas académicas, toman cuerpo las alternativas on line que en algunos países, como Estados Unidos, incluyen un amplio espectro de programas de formación profesional, cursos de especialización y de post grado.

En estos casos, el proceso educativo se desarrolla a través de la red y en la red para la transmisión de contenidos y la vinculación de los estudiantes con el centro educativo. De este modo, surge un ambiente virtual de formación, un nuevo entorno caracterizado por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Los expertos ven en esta opción una oportunidad para democratizar y extender la educación, puesto que se superan las barreras espaciales y se reemplaza el aula por una comunidad virtual, con costos más bajos tanto para las instituciones que otorgan los cursos como para los estudiantes.

No obstante las ventajas de esta modalidad, está pendiente la solución del problema de la rendición de exámenes con la seguridad de que quienes respondan sean efectivamente los alumnos del programa. Esta debilidad mantiene a los especialistas ocupados en la generación de sistemas que garanticen una evaluación confiable. Para evitar inconvenientes, algunos proyectos, como lo han hecho el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, mantienen las evaluaciones presenciales.

Según el profesor Claudio Oyarzún, las universidades on line tendrán en Chile un lento desarrollo. “En general aún se prefiere la presencialidad”, afirma. En su opinión se deberán crear fuertes estrategias y modelos educativos adecuados si se desea alcanzar una participación importante con la alternativa digital.

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