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En continuidad con la versión del año pasado, el vamos oficial de las actividades académicas correspondientes al programa estuvo marcado por un encuentro con el doctor en Biología y docente de la Universidad de Chile, Miguel Allende, quien ofreció la charla “Desarrollo y regeneración del sistema mecanosensor del pez cebra: aspectos básicos y aplicados”.
La actividad corresponde a una serie de eventos de este tipo que se realizan desde el año pasado y continuarán en 2011.
Según relató la directora del Programa de Doctorado, Alejandra Moya, invitar a Miguel Allende respondió a un reconocimiento al interesante trabajo que realiza, con el estudio del “pez cebra”.
“Esta especie tiene la particularidad de ser transparente y, además, que todo su desarrollo, desde huevo a larva, demora sólo tres días”, explicó la directora.
Durante su exposición, el académico explicó cómo estudia el sistema “mecanosensor” de este pez, que le permite detectar movimientos en el agua para coordinarse dentro de un cardumen y evitar chocar con otros peces.
Además estudia su facultad de regenerar tejidos y órganos dañados por efecto mecánico o por residuos de cobre que contaminan su hábitat.
“Esto les ha permitido establecer un protocolo para el desarrollo y estudio de nuevos fármacos y sus efectos”, agregó la académica.
ALTO IMPACTO
La directora del doctorado se refirió a los desafíos y proyecciones que tiene el programa, que desde el 2001 ha recibido a 55 estudiantes, cuenta con 19 graduados y 15 terminando su proceso.
“Esencialmente, nuestros estudiantes son de carreras de bioquímica, biólogos, agrónomos, tecnólogos médicos y provienen principalmente de Concepción, Santiago, Valdivia, Talca y del extranjero”, detalló.
La académica sostuvo que prueba de la calidad de los proyectos y del programa como tal, es la acreditación de la CNA, vigente hasta el 2013, y la participación activa de los estudiantes en proyectos de alto impacto y que movilizan grandes cantidades de recursos.
“Los proyectos cumplen la condición de estar centrados en aspectos básicos de la ciencia y de ser muy aplicados, a corto y mediano plazo”, indicó Moya.
Es el caso del estudio en el que trabajan los investigadores Simón Ruiz, Enrique González y José Casaretto, del Laboratorio de Biología Molecular Vegetal, que tiene como objetivo generar construcciones genéticas que permitan producir plantas de importancia agrícola, tolerantes al déficit hídrico.
“Una tesis doctorado es cara, puede alcanzar el costo de 50 millones de pesos sólo en gastos fungibles”, agregó.
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