Crean cereales resistentes al cambio climático

23 Mayo 2013

El investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca, Alejandro del Pozo, enfatizó que el cambio climático no es un mito, puesto que existen evidencias que indican la existencia de una variación real, lo que demanda preocupación por el impacto que se está produciendo en los cultivos.

Del Pozo se refirió al tema en una conferencia que dictó en esa facultad, en la que se refirió a los avances que se han obtenido en la búsqueda de plantas que toleren el déficit de agua. Su exposición es la primera de un ciclo organizado por organizado por el Doctorado en Ciencias Agrarias y el Programa de Adaptación de la Agricultura al Cambio Climático de la casa de estudios.

“En Chile hay una diminución de las precipitaciones en la zona central y un aumento de las temperaturas y las predicciones de sequía continúan”, dijo, junto con afirmar que el déficit hídrico provoca estrés en las plantas, situación que en el caso de los cereales es un problema mayor cuando ocurre tras la floración, en el llenado del grano.

Específicamente, el académico se refirió a las metodologías con que se está trabajando para la selección de plantas que presenten mayor tolerancia al estrés hídrico en cereales como el trigo, la cebada y la avena.

“Somos capaces de seleccionar plantas que son más tolerantes, crecen mejor y producen más bajo condiciones de déficit de agua. La idea es que esas plantas las podamos usar en el mejoramiento genético, o sea, obtener variedades tolerantes o más tolerantes”, dijo.

Respecto al grado de progreso de estos trabajos, observó que hay líneas avanzadas en cuanto a genotipos que pronto serán cultivares, pero aún no están registrados. “Tenemos en cebada y ahora en trigo estamos en etapas primarias”, y agregó que falta mucho todavía para tener una selección de plantas que dé paso a variedades comerciales. “Sacar una variedad de trigo tarda 15 años desde que se hace el primer cruzamiento. Lo que buscamos son metodologías o técnicas para avanzar más rápido, o sea sacarla en diez años”, acotó.

Alejandro del Pozo comenzó en 2008 a trabajar en los primeros proyectos sobre este tema, en torno al cual trabaja un grupo numeroso de investigadores y también estudiantes. “Es un equipo muy grande con gente del INIA y personas de Uruguay, España, Oregón —Estados Unidos— y Escocia. Es un trabajo multidisciplinario”, precisó.

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