Déficit de precipitaciones y fuerte viento propicia incendios forestales

21 Enero 2014

El déficit de precipitaciones de esta temporada (de un 40%), la sequía acumulada en cuatro años y los fuertes vientos, han propiciado los grandes incendios forestales que afectan a gran parte del país. Aunque disminuyeron notoriamente desde un par de semanas, siempre hay focos activos.

Para el decano de Ciencias Forestales de la Universidad de Talca, Iván Chacón, este escenario se puede mantener según «las condiciones meteorológicas, las que no se pueden predecir con una antelación superior a unos pocos días. De acuerdo con experiencia histórica, debiera declinar la ocurrencia de estos siniestros en el mes de febrero, pero no se puede asegurar».

Las altas temperaturas de la semana pasada también contribuyen a los siniestros, «pero además ha habido un factor que transforma los fuegos en incendios de magnitud, que es el viento, los que también han sido de gran intensidad en esta temporada. Además ha colaborado un déficit de precipitaciones del orden de 40% en esta temporada, además de una sequía de 4 años».

ROL DEL ESTADO

Sobre cómo se conduce el Estado frente a este problema, Chacón señala que «en mi opinión hay suficiente coordinación a nivel de Estado. Sin embargo, creo que la cantidad de personal destinado a esta labor es insuficiente, aunque no se puede pensar en disponer en forma permanente la cantidad de personal necesario durante los períodos extremos. El personal es profesional, pero la mayor parte es contratado por la temporada. Opino que debiera aumentarse la dotación permanente, lo que permitiría abordar siniestros fuera de temporada, que los hay, además de realizar labores intensas de prevención. Y durante la temporada de incendios, aumentar también la cantidad de brigadas, al menos para permitir turnos de combate y trabajo nocturno.

EL CLIMA

El profesor e investigador del CITRA de la Universidad de Talca, Patricio González, explicó que la segunda quincena de enero y primera de febrero las temperaturas volverán a subir, en cifras estimadas de 36 y 37º C. «El viento de travesía, el que se calienta al descender por la cordillera de los Andes elevando las temperaturas y reduciendo la humedad del aire, es posible que se vuelva a repetir durante estos períodos».

González agregó que a lo anterior hay que agregar los recurrentes déficits de lluvias, «que desde el 2009 afecta a la Región del Maule, genera un resecamiento de pastos y pastizales. Todos estos elementos potencian el riesgo de incendios. Por lo anterior los próximos años la región del Maule, y Chile central, serán más vulnerables a este tipo de catástrofe. Las olas de calor y el aumento de las temperaturas máximas sobre 30º C que se vienen produciendo desde los años 90 (un 25% más que en las décadas anteriores), sumado a que el verano se está expandiendo hacia el mes de marzo, hace necesario desarrollar nuevas estrategias de prevención y control de estos siniestros para el futuro, tomando en consideración la escasez de precipitaciones que cada año se está produciendo en Chile central».

EFECTOS ECONÓMICOS

Para el decano Iván Chacón, hay que insistir «en que todos los incendios forestales son causados directa o indirectamente por acciones humanas, ya sea por negligencia, en la mayoría de las veces, o intencional, en algunos casos. Por ello debe remarcarse que el problema de los incendios forestales nos involucra a todos».

Agregó que «los efectos de los incendios forestales pueden ser muy cuantiosos, en términos económicos, ambientales y sociales. Las consecuencias económicas tienen que ver con recursos madereros, silvestres, agrícolas y ganaderos destinados al aprovechamiento productivo, que ha costado formar durante muchos años y que en pocas horas se transforman en humo y cenizas, ocasionando grandes pérdidas, y la ruina, en muchos casos. También el combate mismo de los siniestros ocasiona costos que pueden ser muy elevados».

Chacón explica que los efectos ambientales agregan daños de mayor magnitud aún, porque los incendios agravan los problemas de contaminación del aire, pérdida de suelo por combustión directa o por el efecto erosivo de la ausencia de cubierta vegetal. «Además se produce mayor contaminación de las aguas, embancamiento de los ríos, lagos y cursos de agua en general. La pérdida de vegetación además afecta a la conservación de la fauna silvestre y acuática», precisó.

El docente detalló que a dichas pérdidas por los incendios forestales «en términos sociales, se puede agregar la pérdida de fuentes laborales y de riqueza, no sólo de las empresas, sino de muchos propietarios medianos y pequeños. Lo más grave de todo es el riesgo de pérdida de vidas humanas, tanto de las personas que combaten los incendios como de los habitantes de las zonas afectadas, como lamentablemente hemos constatado en los últimos años».

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