El agua: la más perjudicada con el cambio climático

26 Diciembre 2013

Zonas del secano costero del país en la zona central y el norte, ya sufren sequía grave. Por ejemplo, en zonas rurales de San Javier, deben subsistir cada verano gracias al camión aljibe que reparte agua para el consumo humano y conformarse con perder cultivos y animales.

No es el futuro, es la actualidad. Es la escasez hídrica a causa del cambio climático.

El Banco Mundial en sus informes sobre el tema, ha recalcado que el agua afecta los alimentos, la educación, la energía, la salud, la equidad de género y los medios de subsistencia, y que centrarse hoy exclusivamente en el crecimiento económico es imposible de mantener. El mundo ya está enfrentando una crisis urgente de agua, y la situación empeorará a causa del cambio climático.

Es cosa de ver como cada semana aparecen en los noticieros sectores de diversas regiones del país que deben sobrevivir con apenas unos pocos litros de agua que les deja un camión repartidor, con suerte, una o dos veces a la semana.

EN CHILE

El profesor de Agroclimatología, Patricio González, quien además participa en el Programa de Adaptación de la Agricultura al Cambio Climático del CITRA de la Universidad de Talca, explica que el cambio climático global tendrá su repercusión en Chile haciendo descender la pluviometría estacional y anual.

«El área más vulnerable es la zona central que abarca desde La Serena a Bío Bío; estas regiones son las que concentran el 70% de la población y el 60% de la actividad industrial y agrícola, lo que genera un escenario complejo para el futuro inmediato. En el caso del Maule, las precipitaciones han disminuido en aproximadamente un 25%. Si se compara lo que llovía a fines el siglo XIX, con los últimos 30 años (1983-2013), la región ha perdido unos 200 milímetros de agua. Por ejemplo, desde 1990 en adelante los años lluviosos, para el caso de Talca, suman unos 800 milímetros (normal anual 672.8 mm); en cambio en la década de los años 80 estos mismos episodios registran mil 300 mm».

González resalta que el problema es que Chile en general, «no ha diseñado una política de Estado frente al cambio climático, en el sentido de pensar estrategias para su mitigación. Esto le costará caro al país en términos de conflictos sociales y disputas por el agua, tal como está sucediendo actualmente con los regantes de la Laguna del Maule y Endesa. Recordemos que este embalse natural posee un 84% de déficit actualmente».

CARRETERAS HÍDRICAS

Respecto de instalar carreteras hídricas, González recalca que lo ideal sería «entubar las aguas del río Maule que desembocan en el mar, en el sector ubicado entre el puente Banco Arenas y Carretero (en donde aún es dulce), y traerlas de vuelta al Maule. De esa manera no se perdería este recurso en ninguna estación del año. Incluso serviría para generar pequeños tranques prediales destinados al riego o devolverlas al Maule u otro río en primavera y verano para asegurar el riego. Incluso para asegurar este recurso en el secano. Esta carretera hídrica requiere recursos y planificación de ingeniería que deben ser realizadas en nuestra región. Si no adelantamos estas investigaciones y pre factibilidad estoy cierto que alguna empresa extranjera las entubará y se las llevará al norte chico y en el Maule nadie dirá nada».

Para la profesora de la Universidad Autónoma de Talca, presidenta de la Asociación para la Difusión de los Programas de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (ADNUMA) Chile, la directora de la carrera de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, Ana María Cabello, «la carretera hídrica es una alternativa formulada por el gobierno en la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos (ENRH) y uno de sus ejes fundamentales es poder enfrentar el déficit hídrico. Es perfectamente factible trasladar el agua desde los ríos de Bío Bío y Maule, para el abastecimiento de ciudades del norte del país, a través de tuberías y tecnología, ya que con poca agua que se conduzca, podemos cambiar la realidad de otra zona y mejorar la calidad de vida de la población… hecho que por lo demás está probado y aplicado en varios países del mundo, como EE.UU., España y China».

SEQUÍA CONSTANTE

Cabello señala que actualmente los montos de precipitaciones que clasifican a Talca como un clima Mediterráneo Seco Prolongado, debiera contar con un promedio de 700 mm. al año (similar al normal anual de 672.8 mm. que menciona el profesor de la UTalca, Patricio González); sin embargo, «desde los años 90 que no tenemos cifras superiores a 550 mm. promedio; los embalses a partir de los años 2000 están con cotas inferiores a las requeridas en todo el país, por tanto si tuviéramos un año lluvioso normal, no alcanza a suplir el déficit hídrico que ya tenemos en las regiones áridas, semiáridas y en las ciudades de la zona central de Chile; incluso en la costa del Maule. Los geógrafos especialistas plantean que el clima es de ‘secano costero hasta Quirihue’, en la región del Bío Bío. Ya no solo corresponde a nuestra región, el límite se está extendiendo por déficit hídrico».

¿REEMPLAZAR CULTIVOS TRADICIONALES?

Para Cabello, «los cultivos tradicionales que deben ser reemplazados son los de alto requerimiento de agua, porque ésta escasea y no será factible económicamente tener producciones atractivas; sin embargo el tema de los cultivos tradicionales también debe enfocarse en la calidad de la producción, pero considero que un manejo adecuado de cuencas integral y sistémico, en que se planifiquen y organicen todos los requerimientos, es la clave para el desarrollo agrícola, especialmente del Maule Sur que es el que mantiene la mayor superficie de cultivos tradicionales».

Sin embargo, el decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la U. de Talca, Juan Paillán, señala que «no se recomienda reemplazar los cultivos. La estrategia sería implementar sistemas de riego que permitan usar eficientemente el agua disponible. La mayoría de los cultivos anuales se realizan en zona central usando sistema de riego por surco, este tiene una muy baja eficiencia en el aprovechamiento del agua (inferior al 30%). En consecuencia las políticas públicas deberían promover y fortalecer en los agricultores el uso de tecnologías de producción eficientes y sustentables con el medio ambiente, entre ellas las tecnologías de riego».

AGUAS SUBTERRÁNEAS

Sobre el impacto en los cultivos, el académico Patricio González de la U. de Talca, señala que «antes de pensar en cambiar los cultivos se deben explorar otras alternativas, por ejemplo el uso del agua subterránea. En la región existen grandes cantidades de este recurso en el valle Central. Otra posibilidad es tecnificar el riego, tal como lo ha venido haciendo Israel en el desierto. Generar investigaciones para, por medio de la biotecnología, desarrollar cultivos con menos requerimientos hídricos, etc. Sin embargo lo anterior requiere de una política agrícola regional de cambio climático que no existe».

BANCO MUNDIAL

El informe reciente del Banco Mundial «Bajemos la temperatura» (www.worldbank.org), proporciona una clara imagen de un planeta 4°C más cálido y las consecuencias dañinas para la agricultura, los recursos hídricos, los ecosistemas y la salud humana. Entre el 43% y el 50% de la población mundial vivirá en países con escasez de agua para fines de este siglo.

CONTRADICTORIO: MÁS INUNDACIONES

Durante el Foro Económico Mundial de este año en Davos, se señaló que las crisis de abastecimiento de agua están entre los cinco principales riesgos debido a su impacto: inundaciones, sequías o tormentas extremas. Por ejemplo, las inundaciones en Tailandia en 2011 dejaron pérdidas económicas cercanas a los 45 mil millones de dólares.

Las medidas para revertir aquello, según el doctor Pablo García-Chevesich, de la U. de Arizona, son construir embalses, recarga de acuíferos, crear carreteras hídricas que lleven agua a las zonas más secas; construcción de terrazas que atrapen agua así como retención en laderas y diques continuos. Sobre medidas políticas, se habla a nivel mundial de reusar el agua residual en el riego de parques y jardines, incentivar la captación de aguas lluvia; y medidas sociales como no tener pasto, en grandes términos, generar un cambio cultural; valorar el recursos hídrico, recalcó el académico.

Compartir
keyboard_arrow_up