El arbolado es opción de bajo costo para mitigar el cambio climático

4 Marzo 2016

Académicos de la Facultad de Ciencias Forestales de nuestra Universidad crearon un índice de bienestar que define los lugares más favorecidos en cuanto a la contribución del arbolado urbano para la mitigación del cambio climático.

Este es uno de los resultados de un proyecto que durante dos años estudió la influencia de los árboles de la ciudad, en las variables ambientales de temperatura, humedad relativa, ruido, material particulado y radiación ultravioleta.

En términos generales, el proyecto —financiado por el Fondo de Protección Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente— refrendó conocimientos sobre los beneficios del arbolado urbano en ese aspecto. Además, reunió información de utilidad para la toma de decisiones en el ámbito público respecto a soluciones de bajo costo en las ciudades. Y especialmente en las áreas de uso público, bajo la idea de ciudades sostenibles.

“El árbol no sólo es un elemento estético, sino que además provee servicios ecosistémicos en la ciudad y debiera ser considerado de manera integral en la planificación urbana”, dijo el profesor Mauricio Ponce, investigador responsable del proyecto.

MEDICIONES

Para estudiar el rol ambiental del arbolado urbano en la mitigación de las fuentes de contaminación, Mauricio Ponce y el profesor Óscar Vallejos —de esa misma Facultad— trabajaron en tres ejes de la ciudad de Talca: la mitad de la Alameda, la Diagonal en toda su extensión y la mitad de la calle Uno Sur. Se trata de lugares que presentan diversos niveles de tránsito y coberturas arbóreas.

Los académicos realizaron mediciones en tres periodos: noviembre a enero, abril a mayo y septiembre a noviembre. Esto, en tres horarios: mañana, mediodía y tarde, dos veces a la semana.
En total, lograron mil 968 registros, equivalentes a 15 mil 515 datos.

Los investigadores interrelacionaron variables. Asimismo, construyeron un índice de bienestar (IB), resultado de la suma ponderada de los factores, que estandarizaron debido a que tenían varias magnitudes.

“Con la suma ponderada de estas variables, se determinó este índice. Por lo tanto, si la combinatoria da positivo, significa que hay más bienestar asociado a la conjugación de esas variables. El mayor fue casi 2,3 que es la situación ideal que pudimos registrar y hay situaciones que están en -1,3 asociado a baja cobertura arbórea. Un índice más alto, significa que ese sector es superior en bienestar”, explicó Óscar Vallejos.

Según los científicos, las inmobiliarias plantan árboles para cumplir con lo que la ley exige en cuanto a porcentaje de áreas verdes y arbolado, pero no se responde a una necesidad de mejoras ambientales.

Sobre la responsabilidad de los municipios en este ámbito, Ponce afirmó que éstos realizan mucho más de lo que se piensa. “Porque se hacen cargo de la mantención de todos los árboles”.

Uno de los organismos responsables, según indicó, es el Serviu, que aprueba las propuestas de las empresas constructoras. Pero lo hace sobre la base del cumplimiento de la normativa vigente.

Los investigadores recomendaron, tanto para el mundo privado como para el sector público, considerar la producción de árboles de ciertas características: como el tipo de follaje. Esto por su aporte ecosistémico en la ciudad y no sólo de su atractivo.

En su estudio, los académicos detectaron una abundancia de liquidámbar, un árbol de “moda”, pero que en opinión de los expertos no es muy recomendado, sobre todo para aceras, porque sus raíces son muy superficiales y requiere mucha agua.

Vallejos señaló que desde el punto de vista comercial es mejor tener zonas arboladas, porque es mucho más atractivo caminar por estos lugares que por calles sin árboles.

ISLAS DE CALOR

Entre los hallazgos efectuados por los ejecutores del proyecto, está el fuerte incremento del registro de radiación ultravioleta: uno de los efectos del cambio climático sobre el cual el arbolado tiene un efecto de mitigación, al igual que sobre las altas temperaturas, el ruido, el material particulado y la humedad relativa.

Una de las áreas con mayor beneficio por la cobertura arbórea son los lugares identificados como islas de calor, que según explicó Mauricio Ponce, tienen suelos muy duros y edificios cubiertos de cristales, lo que generan reflejo y radiación de calor.

“En esos lugares pude haber dos o tres grados más de temperatura, en comparación con las zonas bajo sombra”, precisó.

En Talca, una isla de calor es — según este especialista— un sector de la calle 1 Sur, en el área de las ex Escuelas Concentradas.

Entre las actividades complementarias del proyecto, están las realizadas con la Escuela Prosperidad de Talca, que estuvo en el seminario de cierre del mismo, en el auditorio de la Facultad de Ciencias Forestales.

En esta ocasión, el arquitecto Fernando Montoya, de la Escuela de Arquitectura, expuso sobre Ciudades Sustentables. En tanto, el profesor Mauricio Ponce se refirió al “estado del arte” y metodología del proyecto. Mientras que el académico Óscar Vallejos, expuso sobre los resultados obtenidos.

Además, el ingeniero forestal Luis González, de la Municipalidad de Vitacura, se refirió a “Gestión del arbolado urbano, visión de los municipios”.

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