“El cambio climático se ha acelerado”

30 Abril 2013

“Abril lluvias mil”. Una frase que hoy sólo es parte del recuerdo en la zona central de nuestro país, donde las precipitaciones son más bien escasas durante este mes y las temperaturas iguales o superiores a 25 grados —definidas como días de calor por los expertos— son cada vez más frecuentes.

En abril normalmente se manifestaba el otoño en plenitud, pero desde 2007 ha sido un período con más días de calor e incluso con temperaturas que superan los 30 grados.

Según explicó el académico de la Facultad de Ciencias Agrarias y agroclimatólogo de Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de la Universidad de Talca el responsable de esta situación es el cambio climático, fenómeno que es atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera.

Las consecuencias de este nuevo entorno se viven a diario en todas las regiones del país y el mundo. Por ejemplo, en el cas o del Maule, González señaló que mientras antes los días de calor alcanzaban a 60 en el año, en la actualidad la cifra se incrementó a 78, lo que ha generado una baja sostenida en los niveles de pluviometría mensual.

“La última gran lluvia fue en 2002 con 44% de superávit”, recordó.

González señaló que las mayores temperaturas también aceleran la evaporación de las aguas. De esta forma, por cada hectárea se pierden anualmente 40 metros cúbicos, lo que se transforma en humedad atmosférica que no se convierte en lluvia.

SEQUÍA Y DÉFICIT

González advirtió que esta es la primera vez que en la Región se registran siete años continuos de déficit. Normalmente había dos períodos de sequía y luego lluvia, pero desde 2007 no hay acumulación de precipitaciones.

“Hay un balance negativo en la década del 2000. En trece años sólo ha habido cuatro años de superávit”, expresó.

En este contexto, el académico anticipó que el otoño cada vez irá disminuyendo como estación hasta llegar a constituir una época de transición entre invierno y verano, como ya lo refleja el mes de abril que actualmente presenta las características de temperatura que hace tres décadas correspondían a marzo.

Para el docente la razón de ello es evidente: “Se ha acelerado el cambio climático. Está ocurriendo lo que se estimaba sucedería el año 2040. Y la capacidad de reacción del mundo político de nuestro país no ha sido acorde a lo que se requiere”, expresó.

Desde esa perspectiva, el académico enfatizó en la necesidad de educar a la población sobre el impacto de este fenómeno, rol que ha sido asumido por diversos actores sociales y no por la autoridad.

“La capacidad de reacción ha sido nula. En Santiago parece que las regiones no existen. No se ha hecho lo suficiente para tomar medidas. La información existe y la hemos difundido desde 1985. La Universidad de Talca realiza un aporte social y con información advierte sobre los efectos del cambio climático”, puntualizó.

“Recién ahora la gente lo percibe con las variaciones de temperatura y hay presión social por saber al respecto”, añadió el investigador.

IMPACTO EN EL AGRO

De dulce y de agraz son las secuelas dejadas por el cambio climático. Por un lado, los días de calor favorecen algunos cultivos como la uva, que puede ser cosechada a fines de abril, generando un vino de mayor calidad. Por otro, las temperaturas mayores a los 25 grados pueden generar estrés térmico, especialmente en las plantaciones de frutas.

En tanto, más días de calor durante abril también han permitido generar ahorros en materia energética, ya que si bien antiguamente heladas y temperaturas bajo cero comenzaban en marzo, en la actualidad recién a partir de mayo se hace necesario el uso de calefacción.

En este contexto, y considerando que la sequía se ha ido consolidando, el investigador reparó en la incertidumbre en que los productores deben realizar su labor. Por esta razón, González instó a las autoridades a adoptar medidas que permitan hacer frente a este nuevo escenario.

A su juicio, se debiera modificar la legislación para facilitar la extracción de aguas subterráneas con una norma menos restrictiva. Esto, porque el Maule, especialmente en el valle central, posee extensas reservas.

Igualmente, dijo que es necesario mejorar la tecnificación de los sistemas de riego, lo cual permitiría reducir hasta en un 70% la pérdida de agua. También recomendó el desarrollo de instancias de capacitación para promover el riego más eficiente y la reconstrucción o mejoramiento de los canales de regadío, impermeabilizándolos para evitar pérdidas de agua por filtración.

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