En Chile hay oportunidades para el desarrollo de la ciencia y tecnología

28 Octubre 2014

“En el área de la ciencia y la tecnología, lo que reconozco es que este es un país, un territorio, que tiene oportunidades”. Esta reflexión fue parte de la clase magistral “Ciencia, Tecnología e Innovación ¿Hay un futuro?”, dictada por el presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), Francisco Brieva, en el marco de la ceremonia con que se celebró el 33er aniversario de la Universidad de Talca.

Si bien el personero reconoció que existe una alta concentración de los recursos destinados a investigación en la Región Metropolitana, dijo que ello no obedece a un problema de centralismo en la distribución de los mismos, si no a la generación de grupos altamente especializados que logran atraerlos.

“El sistema chileno es muy pequeñito, la cantidad de investigadores es muy baja, pero esos investigadores lo hacen muy bien porque son muy especializados y a la vez competitivos. Eso significa que en un esquema de asignación de recursos que privilegia a las personas, se va donde están esos individuos”, explicó.

En esa línea, sostuvo que es misión de académicos e instituciones, que se encuentran en regiones, ser capaces de detectar cuándo y dónde se presentan esas oportunidades.

“Es nuestro deber reconocerlas y en base a eso desarrollar políticas que satisfagan el bienestar social, y, automáticamente, al reconocer dónde están las oportunidades rompo con la idea de una capital que gobierna”, planteó.

En este marco, la autoridad de Conicyt declinó hablar sobre un “trato preferencial” destinado a las universidades que se encuentran a lo largo de del país. “El punto no es, por ejemplo, preocuparse de Punta Arenas o de la Universidad de Magallanes, sino identificar cuál es el potencial de esa región y, al invertir sobre el potencial, uno genera una gran universidad en Magallanes, potencia la región y la hace atractiva y cambia un poco la lógica del país. Eso lo tengo clarísimo que así hay que hacerlo, ahora tengo que conseguirme los recursos”, afirmó.

Brieva añadió que, pese a las deficiencias en materia de recursos que afecta de manera transversal a todas las casas de estudio, existen otras posibilidades de desarrollo que, de ser aprovechadas, significarían un salto importante para estas instituciones.

“Hay un contingente de gente con la mejor preparación posible y en número suficientemente grande esperando ser convencidas y atraídas por buenos proyectos institucionales. Cuando en los próximos 3 o 4 años va a haber 4 mil personas de donde elegir o invitar, si las universidades en este país –y no me importa dónde estén- de los mas granado a lo mas pequeño, si no aprovechan esa oportunidad se pierden como universidad. Está ahí, pero es hoy”, subrayó.

POLÍTICA Y CIENCIA

En tanto, para romper con la concentración, Brieva sostuvo que es necesario hacer crecer el sistema. “Eso se logra convenciendo a la clase política de que la ciencia, la tecnología, la capacidad de crear conocimiento, es la apuesta que el país debe hacer para los próximos años, y que para esa apuesta no basta Santiago, no basta un grupo pequeño de personas, se requiere de mucha gente”, comentó.

No obstante, reconoció que lo anterior es un desafío difícil de afrontar, debido a la “renuencia” de los actores políticos a invertir en ciencia y tecnología.

“Creo que no aprecian en su debida medida que las grandes economías en el mundo, son importantes porque tienen la capacidad de controlar mejor conocimiento, que es conocimiento sinónimo de riqueza, no es materia prima el sinónimo de riqueza”, aseveró.

En ese contexto, el director de Conicyt dijo que también se debiera dar un giro a la forma en que se destinan los recursos.

“El sistema nacional que empieza a madurar del año 80 a la fecha, se basa en despreciar las instituciones y valorar solo la iniciativa personal que es el espejo del sistema político imperante, el Estado con un rol subsidiario, y que cada individuo se maneje dentro de las reglas del mercado. Eso en ciencia lleva a la situación actual, lleva alta concentración, a que no hay una visión país, perdemos oportunidades y eso hay que quebrarlo”, planteó.

“Hay que ir evolucionando. El sistema basado solo en personas tiene un límite. Cuando los sistemas son pequeñitos se puede hacer, pero cuando uno quiere pensar un país tiene que tener la flexibilidad de distintas opciones. Por supuesto que hay que pensar en las personas, su creatividad, su opción a hacer lo específico, pero también hay que preocuparse que hay iniciativas que no dependen solo de uno, cinco o diez personas, dependen del comportamiento colectivo de grupo. Eso son las instituciones”, profundizó.

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