“Estamos viviendo en una muy buena Institución”

25 Octubre 2013

“El avión va en pleno vuelo ascendente y seguro, y no se vislumbran turbulencias ni tempestades”, asegura Sergio Yáñez, académico del Instituto de Matemática y Física. Con esta frase, el docente ejemplificó la consolidación actual alcanzada por la Universidad, luego de 32 años de vida institucional.

Tras ser distinguido —durante la ceremonia aniversario en el Campus Curicó— con el Premio a la Excelencia Docente, por su trayectoria académica en la Casa de Estudios, Sergio Yáñez rememora los comienzos de la Universidad.

“Esta Corporación tiene una gran historia. Partimos como campus universitario de la Universidad de Chile, cuando dependíamos de esa gran Institución. Después vino la separación de ella y pasamos a ser un instituto profesional de Talca. Y ahora nos convertimos en esta gran Casa de Estudios”, afirmó.

Se tituló el año 1969 como Profesor de Estado en Matemática en la Universidad de Chile, y obtuvo su magíster en esa misma ciencia. Luego ingresó a trabajar a la UTALCA y permaneció hasta 1987 y después se reincorporó en 1991 hasta la fecha.

Fue director del Instituto de Matemática y Física. En 1991 fue el primer director del Campus Curicó y del Centro de Extensión de esa ciudad.

Universidad regional

Resaltó que la Corporación ha alcanzado grandes logros en excelencia académica e investigación. “Por ejemplo, ya no se concibe que un docente ingrese a la Institución si no tiene un doctorado, pero no es suficiente, ya que debe tener publicaciones fehacientes que demuestren su capacidad. Esto es una evidencia de avance, de una universidad más sofisticada”, expresó.

Señaló que en un comienzo, la investigación fue una meta algo lejana para la Institución y con el paso del tiempo, fue capaz de evolucionar en la dirección correcta, al igual que otras grandes universidades.

El profesor Yáñez enfatizó que las autoridades de la Corporación se han preocupado de que ésta sea una auténtica universidad regional y que así se le reconozca a nivel nacional. “La creación de los Campus Curicó, Colchagua y Linares habla de esa preocupación, que sea pertinente y que se le ofrezca a la juventud y la comunidad en general, una oferta académica que colabore a resolver los problemas que de seguro existen y existirán”.

El docente, quien desde 2014 ejercerá su labor como director del Campus Linares, dijo que el Maule es una zona eminentemente agrícola y por tanto, las carreras técnicas que se impartirán, son las adecuadas. “Eso está ocurriendo en Colchagua y comienza a ocurrir en Linares, donde la tecnología va a ser tremendamente importante y vamos a tener una dedicación exclusiva a ello”, expresó. “Es un honor que me hayan designado en esa labor del Campus Linares”, agregó.

Necesidades externas

El académico afirmó que uno de los objetivos ideales, en cuanto a aporte, es responder a los requerimientos de la comunidad regional. “Cuando engranamos el conocimiento existente dentro de nuestras aulas y de nuestros laboratorios, con las necesidades externas, se completa el ciclo y comenzamos a tener mayor credibilidad. No como Institución, sino para los futuros profesionales que egresarán desde acá”, indicó.

Yáñez resaltó que la Universidad destaca entre las mejores del país, gracias al aporte de cada funcionario, académico y estudiante. “Tenemos que convencernos de que el trabajo continuo, diario, optimista y responsable de cada uno de nosotros, permite que esta Universidad avance”, sostuvo.

Disfrutar lo sembrado

El profesor del Instituto de Matemática y Física, mencionó que también se dedicó a estudiar computación, perfeccionándose en la Universidad de Columbia, en Nueva York.

“En ese tiempo algo me pasó. Tal vez me saturó la matemática, porque desvié mi mirada a la computación exclusivamente por 5 años. Recuerdo que mi amigo Juan Franco de la Jara (ex decano de la Facultad de Ciencias Forestales) me hizo aterrizar y me dijo que mi verdadero mundo estaba acá y volví a mi antiguo amor: la matemática”, confesó el profesor.

Sergio Yáñez sostuvo que el Campus Linares constituye un gran proyecto en su vida profesional.

El académico de 66 años de edad, es padre de tres hijos. Un ingeniero en obras civiles que vive en Filadelfia. Una profesora primaria que trabaja en un colegio en Washington DC. Y su otra hija es abogada y vive en La Serena.

“Creo que estamos en una etapa de disfrutar lo sembrado y podemos darnos ese lujo de decir que estamos viviendo en una muy buena Institución, que ha costado mucho formarla, pero que ya nos da confianza”, expresó.

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