Ingenieros bioinformáticos tuvieron su primer congreso en Campus Talca

13 Octubre 2014

Con el objeto de discutir y buscar orientaciones sobre las perspectivas de la disciplina, se desarrolló en el Campus Talca, el Primer Congreso de Ingeniería en Bioinformática, que reunió a académicos, empleadores, estudiantes y egresados.

“Realizamos esta actividad para poder reunir a esas cuatro dimensiones relevantes para la Escuela de Ingeniería en Bioinformática: académicos, empleadores, estudiantes y egresados, con el fin de generar lazos, redes de contacto y obtener una retroalimentación, tanto del desempeño de los profesionales como también de los estudiantes de pregrado. La idea es que los alumnos puedan conocer dónde podrán desempeñarse en el futuro”, dijo el director de la carrera, Felipe Besoaín.

Al mismo tiempo destacó la respuesta a la convocatoria a este congreso, puesto que asistieron 55 de los 105 egresados con que cuenta hasta ahora la carrera y que constituyen los únicos ingenieros bioinformáticos formados hasta ahora en el país. A ellos se sumaron todos los estudiantes de pregrado, académicos y tres empleadores. Besoaín valoró las vinculaciones que se pueden establecer con ellos como una forma de obtener perspectivas pensando siempre en mejorar. “Es parte de la mejora continua que tenemos que realizar en la Escuela”, acotó. A la vez, afirmó que este propósito es coincidente con otros procesos, como el que se está llevando a cabo a través del Convenio de Desempeño de Armonización Curricular y el proyecto de la Nueva Ingeniería 2030, con miras a establecer un progreso constante en una carrera nueva en el contexto nacional.

Entre los participantes, el director de la Escuela mencionó a la empresa Australomics, el Centro de Bioinformática de la U. Mayor; el profesor Rodrigo Vidal, de la Universidad de Santiago “y académicos de la UTALCA que cumplen un rol activo de la disciplina en el contexto nacional e internacional”.

Felipe Besoaín destacó que el congreso incluyó, además del proceso de vinculación, charlas y una sesión de posters en dos categorías: ingenieros bioinformáticos titulados —seniors— y estudiantes de pregrado —juniors— que están trabajando en distintos proyectos y productos como parte de sus módulos de tercer o cuarto nivel. “Incluso estudiantes de ingreso 2014 fueron capaces de presentar una idea y compartirla con ingenieros en bioinformática y con académicos externos. Fue una instancia muy interesante”, manifestó.

Felipe Bravo, uno de los egresados que estuvo presente, relató que trajo un poster sobre trabajos que está realizando en la Universidad Andrés Bello, para presentar algunos avances. “Este congreso ha sido muy bueno para saber qué hacen otros egresados o cómo ha estado el campo laboral y qué se está haciendo ahora en la Escuela. Creo que la Escuela está bien, ahora hay una alta demanda de bioinformáticos, sobre todo en el área de la genómica. Están súper bien posicionados y valorados, porque hay varios que están en el extranjero y están haciendo también muy buera carrera acá, en el país”, aseguró.

Vinicius Maracaja-Coutinho, académico de la Universidad Mayor, vino a exponer sobre sus dos principales áreas de investigación, una de los cuales es la biología de los ARNs –moléculas no codificantes de proteínas— a las que hace algunos años no se ponía atención, pero que ahora se estudian respecto a la regulación de los procesos celulares dentro de los organismos. La segunda línea de investigación a la que se refirió, tiene que ver con bancos de datos y herramientas que provee el mundo digital para el análisis de informaciones biológicas.

El investigador sostuvo que Chile, y en especial Talca, están en una buena posición respecto a la bioinformática. “Aquí tienen un pregrado que yo lo considero uno de los principales ‘hub’ de formación en Latinoamérica. La bioinformática tiene un mercado gigante, porque nunca fue tan barato secuenciar un genoma, pero el gran problema es que no tenemos las herramientas capaces de analizar y buscar la información que está en ese genoma y quienes hacen eso, son los bioinformáticos”, sostuvo.

Profundizando en su argumento, observó que el 80 por ciento del mercado de información de genética mundial requiere interpretación de la información genética. “En otras regiones no hay formación de profesionales, de mano de obra calificada. Aquí tienen un futuro brillante”, recalcó.

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