Investigación aborda carencia de políticas estatales sobre el arte

23 Julio 2015

“Ausencia de una política o política de la ausencia. Institucionalidad y Desarrollo de las Artes Visuales en Chile” es el proyecto Fondecyt Regular que desarrolla el académico Pedro Zamorano, director del Instituto de Estudios Humanísticos “Juan Ignacio Molina” de nuestra Universidad.

La investigación indaga la falta de una estrategia explícita del Estado en los procesos artísticos generados en Chile entre 1849 y 1973.

El académico sostuvo que, en un sistema desregulado, la única preocupación estatal consistió en acciones de carácter administrativo vinculadas al financiamiento en formación, difusión y patrimonio. De igual modo, señaló que en ausencia de un marco programático explicitado, las decisiones quedaron expuestas al voluntarismo y a los personalismos, que actuaban tanto al interior como fuera de la esfera gubernamental.

Según señala el investigador, la institucionalidad artística en Chile (enseñanza, difusión y patrimonio) ha estado fuertemente imbricada con el Estado. Desde la fundación de las primeras instancias de formación académica —la Academia de Pintura y la Escuela de Artes y Oficios, en 1849, y la clase de Escultura en 1854—, ha habido una influencia gubernamental sobre este campo, que se ha expresado a través de los distintos consejos y entidades creadas, o través de las decisiones económicas y administrativas que, en su momento, tomaron las autoridades.

De otra parte, y en lo que respecta a la ideología estética —el canon—, inicialmente, se adoptó el modelo de las academias europeas, la francesa y la italiana especialmente, el que fue reeditado con cierta literalidad en nuestro país.

Este modelo tuvo en su desarrollo en Chile matices distintos, abarcando concepciones propias del neoclasicismo, el romanticismo y el realismo, cuando no planteamientos sincréticos.

El sistema de las artes en ese momento dice relación con un complejo de instituciones y personas, entre ellas las autoridades del poder ejecutivo que formalizan las decisiones y a las distintas entidades y consejos asesores creados al efecto. A ello habría que sumar la voz e influencia de algunos actores de la elite social e intelectual, la “elite ilustrada”, como han señalado algunos, que ejercían niveles significativos de influencia en la oficialidad y al importante liderazgo y participación de algunos artistas.

Pedro Zamorano precisó que la inexistencia de un marco regulatorio se observa, por ejemplo, en las asignaciones presupuestarias. “También en las obras que se adquieren, las becas que se conceden, los artistas que se contratan, la integración de las comisiones y jurados de los salones, además, en la organización de actividades importantes, entre las cuales estuvo la Exposición del Centenario”, señaló el docente.

Agregó que las decisiones quedaron expuestas al voluntarismo y a los personalismos que actuaban tanto al interior como fuera de la esfera gubernamental, refiriéndose en este último ámbito a la elite ilustrada. “Es decir, su percepción del fenómeno estético, en lo que respecta a la formación, la difusión y el patrimonio, estuvo mediatizada por necesidades e intereses funcionales a sus proyectos y visiones de sociedad y Estado”, comentó.

Influyentes

Entre los personeros de la elite ilustrada que en su tiempo tuvieron gran injerencia en las decisiones que influyeron en el desarrollo artístico local, mencionó a Pedro Lira, Vicente Grez y José Miguel Blanco.

Producto de ese modelo, el investigador explicó que se produjo una fuerte concentración de la enseñanza y circuitos de arte en Santiago y en torno a la institucionalidad académica.
El estudio sobre la vinculación del Estado con los procesos artísticos considera desde el año 1849, cuando se fundó la Academia de Pintura, bajo el gobierno de Manuel Bulnes, hasta 1973.

Zamorano precisó que se tomó esta última fecha “porque es un gran quiebre en la relación del Estado con el sistema”.

Una apropiación de los modelos europeos más tradicionales fue una de las características del periodo, durante el cual hubo, sin embargo, colectivos que rompieron los márgenes del discurso oficial, como ocurrió con la Generación del 13 y el Grupo Montparnasse.

Cortes temporales

Respecto a la forma en que se realiza el trabajo, el profesor Zamorano explicó que se realizaron cuatro cortes temporales. “Para alcanzar el objetivo principal de analizar las relaciones entre la institucionalidad artística y la clase dirigente del país, definiendo, a partir de esta relación, las concepciones estéticas y modelos que se promueven y validan desde la oficialidad”, señaló.

Los investigadores de este estudio —también Claudio Cortés, de la Universidad de Chile y Alberto Madrid, de la Universidad de Playa Ancha—, han abordado la historiografía del arte chile en cinco proyectos previos financiados por Fondecyt, que según el director del Instituto de Estudios Humanísticos, proporcionan un conjunto de saberes e información sobre el desarrollo de la pintura, la escultura y la crítica de arte en Chile.

“Sobre la base de este conocimiento previo proponemos un nuevo ángulo de análisis”, explicó el profesor Zamorano.

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