Investigación realizada por estudiantes identificó casos de violencia obstétrica

Alumnas de la carrera de Obstetricia y Puericultura indagaron sobre las situaciones que atentan contra los derechos de la embarazada o la salud del recién nacido.

Autor: Francisco Zabaleta | 22 Diciembre 2021

Un estudio realizado por alumnas de la carrera de Obstetricia y Puericultura detectó varias prácticas de “violencia obstétrica” que suelen vivir las embarazadas al momento de dar a luz, y que pueden afectar los derechos de la madre, su bienestar durante el proceso, el buen funcionamiento de los órganos y músculos involucrados, e incluso la salud del recién nacido.

Las estudiantes investigaron estas malas prácticas en el marco del módulo de Responsabilidad Social, cuyos resultados expusieron durante el seminario “Parto humanizado, el desafío de romper paradigmas en los equipos de salud”.

Según explicó Constanza Barrios, de cuarto año, la denominada «Violencia Obstétrica» es un fenómeno generalizado a nivel mundial, que ocurre tanto en países que cuentan con una legislación al respecto, como en otros que aún no la reconocen legalmente.

«Se ha ido visibilizando gracias a los testimonios de las víctimas que la han sufrido, y que la denuncian a través de redes sociales o mediante el boca a boca. En Chile, la situación es preocupante, y alcanza altos índices de frecuencia», advirtió.

Entre las conductas que identificaron bajo esta denominación, las futuras profesionales mencionaron el uso de cesáreas para ahorrar tiempo al momento del parto o la posición de litotomía que debe adoptar la embarazada, que favorece el trabajo médico, pero que puede dañar la musculatura y los órganos de la propia madre.

Por su parte, la psicóloga perinatal y docente del Módulo de Responsabilidad Social, Mónica Abraham, sostuvo que la violencia obstétrica “se manifiesta a través de la excesiva medicación o malos tratos hacia las mujeres, así como el apresuramiento de los procesos fisiológicos o psicológicos naturales con la utilización de prácticas inadecuadas, muchas veces ejecutadas por comodidad o necesidad de atender a más pacientes”.

La profesora que orientó el trabajo de las futuras matronas agregó que existen tratos indignos, ya sean verbales, discriminatorios o físicos, que pueden dejar secuelas en las víctimas. “La violencia obstétrica se puede calificar como un tipo de violencia de género, y erradicarla depende de humanizar a los equipos de salud frente a estos temas”, afirmó.

Parto humanizado

La jornada contó con la intervención del médico de la unidad Piso Pélvico y Uroginecología del Hospital de Talca, Sebastián Parra, quien planteó que “un parto respetado es aquel que trata de intervenir lo menos posible en el proceso”, y que la atención humanizada debe partir desde el primer día, es decir cuando la futura madre llega al centro asistencial.

“Está bien educar a los equipos de salud, pero también se deben educar a las instituciones sobre estos temas”, aseveró.

“Los colegas deben revisar sus procedimientos y esperar que la paciente cumpla sus tiempos naturales.  Lo ideal es intervenir lo menos posible y así resguardar la seguridad del binomio madre-hijo”, afirmó.

Sobre las garantías de la madre recordó que está el derecho de pedir un traductor si no habla español y el de que la sala sea reacondicionada si tiene algún requerimiento físico o psicológico especial.

La directora de Género de la UTalca, Lorena Castro, destacó la importancia de “visibilizar esta manifestación de violencia que ha sido normalizada por mucho tiempo”.

“Es muy relevante que las nuevas generaciones de profesionales de la salud tengan en cuenta este paradigma que existe hoy, y también cómo se pueden ir rompiendo y cambiando algunas prácticas, prejuicios y conductas que constituyen violencia de género hacia las mujeres en gestación y sus acompañantes significativos”, remarcó.

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