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Detectar si la manzana, que aparentemente no presenta daño, está contaminada con un hongo dañino, es el objetivo que se propuso un grupo de investigadores pertenecientes al Laboratorio de Fitopatología Frutal, quienes desarrollaron un procedimiento molecular que consiste en predecir el desarrollo futuro de la enfermedad llamada “Ojo de Buey”.
Con financiamiento del Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional (FIC-R), el mencionado laboratorio busca identificar señales de deterioro que corroboren la presencia del hongo antes de que la fruta manifieste síntomas y luzca firme a simple vista. Debido a ello, hasta el momento, los productores deben acortar los tiempos de guarda a 60 días y limitar el periodo de exportaciones antes de que la manzana se pudra completamente.
Mauricio Lolas, director del Laboratorio de Fitopatología Frutal y del proyecto FIC-R, expresó que este problema es bastante complejo, ya que “la infección de la lenticela, que es una abertura para intercambio gaseoso que tiene la piel de la manzana, se contrae en el árbol previo a su cosecha. Por lo tanto, el agricultor cosecha una manzana sin problemas y de buena calidad y se la entrega a la empresa exportadora en excelentes condiciones. Sin embargo, después de tres meses de guarda, la fruta, comienza a manifestar la pudrición”.
El trabajo de detección consiste en la creación de sondas específicas que se conectan con el ADN del hongo, por lo que, si este se encuentra en la lenticela de la manzana, se produce una señal que indica si está o no presente el Ojo de Buey. De esta manera, los productores pueden conocer si su cosecha está infectada.
Lolas explicó que “su aplicación efectiva radica en alertar de la presencia de Ojo de Buey en manzanas, ya que en el caso de que no haya infecciones latentes, las manzanas podrán ser guardadas en frío por más tiempo y comercializarse en octubre-noviembre, alcanzando los mejores precios en los mercados internacionales”.
SEMINARIO
La investigación aplicada se dio a conocer en el seminario denominado “Ojo de Buey en manzanas chilenas: un problema fitopatológico de importancia para su exportación”, que contó con las empresas exportadoras más importantes de la región, así como también productores, asesores frutícolas y empresarios.
Vicente Vargas, ingeniero agrónomo de la empresa Dole Chile, comentó que “esta enfermedad es un problema muy complicado y nos ha afectado fuertemente en temporadas anteriores por su difícil control, por lo que la herramienta creada es muy valiosa, pues permite manejar la enfermedad disminuyendo los índices de pérdida”.
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