Lo que comemos, lo que botamos

9 Septiembre 2011

Los chilenos hemos convertido en una práctica el arrojar al tacho de la basura una gran cantidad de comida que se acumula en nuestros refrigeradores, ya sea porque se ha descompuesto o porque los ritmos de vida hacen que finalmente no la consumamos.

Así lo demuestra un reciente estudio realizado por el Centro de Estudios de Opinión Ciudadana (CEOC) de nuestra Universidad, que demostró que el 95 por ciento de las chilenas y chilenos tenemos la costumbre de botar comida que se acumula en el refrigerador.

Sólo el 5,1 por ciento advierte que nunca arroja alimentos guardados en el refrigerador, mientras que un tercio de los consultados admite que se trata de una conducta frecuente que acometen, al menos, una vez a la semana. Conforme a los resultados arrojados por la encuesta del CEOC, la principal razón que lleva a los consumidores a desperdiciar alimentos es el olvido de la existencia de esa comida en el conservador, con un 57,6 por ciento.

En este punto, el estudio hace una diferenciación entre quienes viven solos o en familia. Los solteros con un 58,7 por ciento señalan que terminaron arrojando la comida al basurero porque olvidaron comerla, frente al 56, 1 por ciento de los casados. Un importante 22 por ciento sostuvo que no consumió los alimentos, porque optó por comer fuera del hogar.

Lo que se bota
De acuerdo al sondeo aplicado por el CEOC, dirigido por la investigadora Marcela Castro, el 44 por ciento de los entrevistados (en la Región Metropolitana) reconoce que la comida que más desperdicia y termina arrojando a la basura, corresponde a alimentos preparados. Las verduras y el pan son el otro tipo de alimentos que las chilenas y chilenos terminamos desperdiciando, según la encuesta, con un 24,4 y un 12,9 por ciento, respectivamente.

Entre los motivos el estudio arroja que un 67, 2 por ciento de los entrevistados terminó botando alimentos luego de chequear la fecha de vencimiento de los productos. Entre otras razones, también se cuenta el aroma de los alimentos como la causa que llevó a tirarlos al tarro de la basura, con un 40, 8 por ciento.

Ya sea por olvido o porque los alimentos no se consumieron y terminaron descomponiéndose, el 60 por ciento dice sentir culpable de haber tenido que desperdiciar comida. Un 23 por ciento lo considera una costumbre, frente a un 17 por ciento que no se lo cuestiona. Lo que más lamentan los consultados es botar carne a la basura con un 36,7 por ciento, frente al 20,6 por ciento que lamenta haber tenido que desechar verduras.

De acuerdo al estudio del CEOC, el 50 por ciento de los entrevistados reconoce que se vio obligado a dejar de comprar frutas y verduras, porque terminó arrojándolas a la basura en reiteradas ocasiones. Un 27 por ciento dejó de comprar pan y el 12 por ciento, dejó de adquirir productos lácteos.

A propósito de estas conductas, el sondeo arroja que un 65 por ciento de las chilenas y chilenos pierda más de 5 mil pesos al mes, como consecuencia del desperdicio de alimentos. Más aún, la mayor frecuencia se encuentra en el tramo de entre 6 mil 10 mil pesos en pérdida de dinero mensual por comida que terminó dentro de una bolsa plástica en un vertedero.

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