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Experto pronosticó un año positivo en materia de exportaciones, pero marcado por la crisis hídrica y la escasez de mano de obra que afectan a esta industria.
23 Febrero 2022Un año 2022 con un crecimiento levemente positivo en la agricultura chilena, pronosticó el académico del Departamento de Economía Agraria de la UTalca, Roberto Jara.
El especialista explicó que, esta situación se debe a la entrada en producción de nuevos proyectos agroexportables, que corresponden principalmente a plantaciones recientes, de los últimos cinco años, que iniciarán su etapa productiva.
Según Jara, se registrarán aumentos en la producción de algunos frutales de exportación, como son los paltos, las cerezas, algunos carozos e incluso la uva de mesa.
El economista agrario añadió que, si se analizan los últimos 10 años, la superficie de frutales en Chile ha aumentado en 43%, en cuanto a la extensión plantada, lo que implica que, la industria agroexportadora ha incrementado la apuesta en este subsector como una oportunidad de negocios estable en el tiempo.
“El uso de la tierra se ha destinado a la agro producción de exportación en términos generales. Sin embargo, esto no significa que los chilenos hayan visto este aumento necesariamente, ya que lo que queda para mercado interno es lo que no logra los calibres ni las calidades para ser exportado”, indicó el académico.
No ocurre lo mismo al analizar las áreas de terreno destinadas a cultivos anuales, ya que en el mismo período, se registra una tendencia contraria. Según informó Jara, en este grupo se incluyen los cereales, las hortalizas y las leguminosas, que registraron una caída del 27% en cuanto a superficie plantada.
“Es preocupante, ya que el destino de esa producción es el consumo interno. Y si bien es cierto que la tecnología agraria ha provocado aumentos en los rendimientos, de ninguna manera compensa esa caída tan dramática de la producción de los cultivos anuales “, advirtió.
El riesgo, manifestó el especialista, es a creer que la importación desde otros países podría compensar la situación. “Al traer de afuera lo que no estamos produciendo, genera un efecto dominó sobre las economías locales, la mano de obra y la producción nacional”, estimó Jara. Y agregó que ante la escasez de estos cultivos se registran alzas en los precios de venta al público.
“El caso del maíz es particularmente relevante, puesto que es el principal alimento para el sector avícola, así como el principal insumo para la producción de carne más barata del país, la porcina”, recordó el experto.
A pesar de ello, que los precios suban también podría alentar a los agroproductores a plantar más de estos commodities, con lo que la balanza entre oferta y demanda tendería a estabilizarse por sí misma y aumentar su superficie y stock.
Eso sí, se debe considerar que lo anterior dependerá en última instancia de que no existan eventos climáticos desfavorables, como durante el 2021, cuando llovió con granizo y se perdió la producción completa de hortalizas. “Si no enfrentamos anomalías climáticas, que cada vez son más frecuentes, lo que esperamos es que se mantengan los niveles productivos de un año normal”, proyectó el especialista.
Restricciones
El panorama general para toda la agricultura durante el 2022 es que enfrentará al menos dos grandes restricciones, adelantó el profesor Jara.
La primera de ellas tiene que ver con la crisis hídrica que atraviesa el país, y que suma en total 14 años de sequía. “Hoy el factor limitante no es la tierra ni el capital, sino la disponibilidad del recurso hídrico. Esto afecta negativamente las proyecciones, pues impacta en las decisiones sobre qué sembrar”, comentó el economista agrario.
El segundo elemento que se enfrenta, y que se vio exacerbado durante la pandemia, es la escasez de mano de obra para el sector. “La disponibilidad sin duda es un factor importante, pues afecta fuertemente las decisiones productivas”, precisó el académico.
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