Política pública es vital para resistir déficit de agua

9 Febrero 2012

Cuando la región y gran parte del territorio nacional vive las dramáticas consecuencias de la sequía, cobran más validez las recomendaciones del agroclimatólogo del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de nuestra Universidad, Patricio González, de generar una política pública para enfrentar el cambio climático ya evidente.

El académico enfatizó que enfrentamos un nuevo escenario, ante lo cual lo inmediato son medidas mitigadoras, para atender las emergencias, pero a su juicio es necesario pensar en una perspectiva de plazo más largo y sostenido.

Fue en pleno invierno cuanto el investigador comenzó a advertir de los problemas que se generarían en la temporada de verano, debido a la escasez de agua, un problema acumulativo, puesto que, según sus estimaciones, el déficit de lluvia se arrastra desde hace varios años. “En 2006 hubo un superávit de sólo un 11.4 por ciento; en 2007, un déficit del 51.1 por ciento; el año siguiente culminó con -6.5 por ciento; en 2009 la cifra negativa aumentó al 22.4 por ciento y, en 2010 la falta de pluviometría alcanzó a -33.6 por ciento anual. En suma, en los últimos seis años sólo 2006 culminó como año norma. Los restantes acumularon perdidas consecutivas, lo cual también es válido para el aporte de nieve en la cordillera andina”, precisó

Proceso silencioso

Sobre la base de las cifras concluyó que el problema va más allá de la contingencia y afirmó que algo está cambiando o ya se ha modificado, a través de “un proceso progresivo y silencioso”, al que tal vez por lo mismo, a su juicio, no se le ha otorgado la importancia que reviste, excepto cuando comienzan a producirse pérdidas económicas.

“Debemos pensar en la creación de técnicas para enfrentar esta lenta transformación de nuestro clima mediterráneo, de cuatro estaciones bien definidas, en uno de invierno más corto (desde mayo a agosto) y un verano más extenso. Este nuevo tipo climático, al cual derivamos, tenderá a que las estaciones intermedias (otoño-primavera) se transformen en una extensión del verano (meses de marzo y abril) y en un adelantado comienzo térmico del verano (octubre-noviembre). Sin duda que cualquier medida transitoria frente a este problema o, la ausencia de ellas, significara elevar la tasa de daño nuestras actividades económicas y sociales”, advirtió.

Más tecnología

En ese contexto, Patricio González destaco el alcance de medidas como la contratación de seguros agrícolas y la incorporación de más tecnología por parte de los agricultores. “Es necesario generar una política para la construcción de más embalses para guardar el agua invernal pero, además, se requiere mayor tecnificación del riego para un buen uso y aprovechamiento del agua, recurso que va a ser más caro y escaso”, dijo. En la misma línea enfatizó que el Estado debe involucrarse en el tema de la privatización del agua, “que debe ser considerado un bien público, sin fines de lucro”.

En su opinión hay aquí una tarea urgente, sobre todo en regiones como la del Maule, debido a la importancia que en ella tienen la agricultura y el uso del agua para otros fines, como la generación de energía.

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