Presidente de la Corte Suprema elogió formación de la UTALCA

28 Abril 2017

Un breve repaso por su vida como maestro normalista rural hasta alcanzar la primera magistratura judicial del país, incluyó la ponencia autobiográfica del presiente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, durante su participación en las Primeras Jornadas Ambrosianas, que se realizaron en el Campus Linares, organizadas por el Centro Cultural Maule Sur con el patrocinio de la Universidad de Talca.

El ministro Dolmetch recorrió el Campus y resaltó el aporte social de la academia al construir un imponente recinto dedicado a la educación. “Estos espacios son una maravilla y benefician a mucha gente desfavorecida en el Maule sur. Me impresiona el proceso formativo de la Facultad Ciencias de la Educación, donde sus profesores egresan con una lengua extranjera. Van a ser bilingües y eso es un arma poderosa. Serán mejores que nosotros y eso es motivo de orgullo. Esta ciudad tiene una Universidad con una proyección insospechable, que se encargará de formar a los líderes del país con el objetivo de conducir el destino de un pueblo hacia el desarrollo y la felicidad”, enfatizó.

La máxima autoridad del poder judicial, calificó al Campus Linares como una escuela normalista del futuro, donde se forman profesionales de altísima calidad pero fundamentados en valores institucionales, formativos y valóricos. Agregó que estos atributos van en dirección al Chile que merecen sus ciudadanos y le recuerdan al visionario maestro linarense Valentín Letelier, epónimo de estas primeras jornadas.

Biografía reflexiva

“La vida es un ejercicio de dar y recibir”, así reflexionó el magistrado al recordar sus primeros pasos académicos en Parral, donde nació y posteriormente en Curicó, donde egresó como docente normalista. Con poco dinero y con el apoyo irrestricto de sus padres, recordó que su constancia, disciplina, dedicación y un poco de suerte fueron las virtudes que consagraron su licenciatura.

“Ya como docente, me asignaron a una escuelita humilde en la precordillera de Parral, donde la precariedad se visualizaba en ventanas de plástico, inexistencia de servicios públicos y el andar de ratones en el aula. En ese tiempo, valoré los esfuerzos de muchos maestros por formar ciudadanos pese a las adversidades”, relató.

Tiempo después, estudió derecho en la Universidad Concepción, donde aprendió los fundamentos de la justicia sin olvidar los valores formativos heredados de la educación. Desde ahí emprendió un camino en la judicatura como defensor público, secretario, ministro de Corte Suprema y finalmente presidente de magistratura, tercer cargo público más importante del país.

“En la justicia aprendí que nuestros ciudadanos deben vivir con dignidad, equilibrio y los valores más cotizados. Sin embargo, hacen falta algunos esfuerzos para lograr la libertad absoluta. Vivimos sin libertad a la diversidad, los comerciantes se enriquecen desmesuradamente, los industriales imponen a sus obreros condiciones inhumanas y los adversarios del gobierno conspiran amparados en nuestras libertades. Debemos luchar contra todas esas acciones que van en contra de nuestros valores y la libertad”, comentó.

Al finalizar su ponencia, resaltó que el éxito en su vida se sustenta en dar sin recibir nada a cambio, formación valórica en el hogar, apoyo de su cónyuge e hijas, confianza en sus capacidades y convicción de que nunca estaba solo.

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