Proyecto Fondecyt examinó 20 años de políticas educacionales

5 Diciembre 2014

Durante dos décadas y cuatros gobiernos sucesivos, las autoridades no tuvieron una convicción clara de que la educación pública había que transformarla en una alternativa significativa. Tampoco se obtuvieron los resultados educacionales esperados, debido a que el diseño de políticas públicas se hizo sólo desde el nivel central. Los avances fueron insuficientes y se incrementó la privatización de la educación.

Estas fueron algunas de las conclusiones del proyecto Fondecyt “Conflictos, tensiones y equilibrio entre las visiones dominantes de la política educacional en la transición chilena (1990 -2010)”, cuyos principales resultados fueron analizados por sus autores: el director del Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional (IIDE) de nuestra Universidad, Sebastián Donoso, y la académica de esa misma unidad, Moyra Castro.

El seminario se realizó en la Casa Central en Talca con la participación de la profesora Andrea B. Gouveia, investigadora del Núcleo de Políticas Educacionales de la Universidad Federal de Paraná, Brasil, quien colaboró con este proyecto.

El objetivo del proyecto fue identificar los principales hitos del período señalado y analizar los factores que facilitaron u obstaculizaron los resultados. También examinar las razones que se esgrimieron para impulsar las iniciativas. Y además, generar sugerencias para la implementación de las políticas educativas.

Temas pendientes

“Lo primero que hicimos fue levantar los hitos o elementos fundamentales que ocurrieron en esos 20 años en materia educacional y tratar de ver qué pasó y en qué consisten. Y en segundo lugar qué es lo que los diseñadores de estas políticas quisieron hacer y cuáles fueron sus resultados más importantes”, explicó el profesor Donoso.

“Lo que tratamos de mostrar y afinar es que todos los temas no tratados quedaron un poco debajo de la alfombra. Por ejemplo, financiamiento, lucro, gratuidad, fueron materias que quedaron muy tenuemente acotadas en la Ley General de Educación (LGE) y se permitió por ejemplo la selección de estudiantes de séptimo año en adelante. No quedó aclarado ni se tocó el tema del lucro, y tampoco se abordó el financiamiento público de manera sólida y consistente. Y esos son los temas que van a rebotar en la crisis que hoy día estamos viviendo”, expresó el director del Instituto de Investigación y Desarrollo Educacional

Etapas

Donoso sostuvo que el primer periodo, entre 1990 y 2000, fue de recuperación, de redemocratización y compensación. “Se centró en los propósitos convencionales de la educación: desarrollo ciudadano, fortalecimiento de la equidad y mejora de las condiciones de empleabilidad”, agregó el docente.

Señaló que se optimizó la situación laboral y educativa, en el ámbito de la infraestructura y equipamiento. Dijo que en esa época el gran problema fue el financiamiento compartido que se instaló entre el año ‘92 y ’93. “Esa fue la década inicial, con otra serie de elementos fundamentales que tienen que ver también con el aumento de la privatización de la educación, y una cierta incapacidad del sistema público por articularse, tanto a nivel del municipio con el Estado Central”, afirmó.

Según el estudio, el segundo periodo desde el año 2000 en adelante, se caracterizó por la confusión y la crisis. “Acá se trató de avanzar en equidad, pero se perdió el sentido de la Política Educativa reemplazándola por programas. A su vez se enfrentaron los primeros problemas manifiestos del desgaste: estancamiento de los resultados educativos en materia de logros, y con la evidencia cierta que la educación no cumplía sus promesas. No fue la ansiada respuesta al desarrollo”, indicó Donoso.

Expresó que en esta segunda etapa no se produjeron los resultados como se esperaban, en cuanto a cantidad y velocidad. “Hubo unos primeros inicios de crisis muy puntuales, y ya en el año 2002 se cambió la política educativa que hasta ese momento había estado centrada sobre la escuela. Ahora fue centrada sobre el aula, y eso fue importante. Y finalmente se produce la crisis con el ‘movimiento pingüino’ en adelante”, aseveró el investigador.

Avances

“Entonces el planteamiento nuestro es que hubo una oportunidad a mediados de la segunda década de haber hecho un esfuerzo más profundo por atacar estos temas, y no se hizo por transacciones políticas, por transacciones financieras. No se realizó porque tal vez los actores no tenían plena conciencia de lo que significaba todo esto”, aseveró el académico.

A modo de conclusión, el proyecto Fondecyt establece que si bien hubo avances, estos fueron insuficientes.

“La mayor parte de los actores involucrados en este proceso, hoy día mirando retrospectivamente, tienen claro que debió haberse hecho mucho más, sobre todo en la segunda década. Hoy día da la impresión de que la gente no cree mucho en la educación pública escolar y piensa que la única solución es lo privado”, dijo Donoso.

La académica Moyra Castro, sostuvo que en dos décadas no se lograron los resultados esperados, porque el diseño de políticas se hizo desde el nivel central.

“Para que una política tenga éxito, se debe convenir con los actores. Y tal vez se miró mucho cómo lo hacen en otros países y se instaló una tecnocracia en el Ministerio de Educación (…) Hubo varias cosas que debieron haberse mejorado, por ejemplo los dineros que se invierten. Para muchas personas es natural tener ganancias, pero no es natural tener ganancias con fondos públicos. Además, con regulaciones que no son reales. Tenemos tantos sostenedores municipales y particulares subvencionados que lo han hecho mal, y que van a seguir recibiendo subvención sin existir ninguna sanción para ellos”, señaló la académica del IIDE.

Por su parte, Andrea B. Gouveia, investigadora de la Universidad Federal de Paraná, expresó que es fundamental para la ciudadanía el fortalecimiento de la educación pública. “En América Latina Chile está colocando un debate de importancia y todos los países quieren saber cuál será el resultado”, opinó.

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