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Un antiguo anhelo planteado por estudiantes se transformó en una realidad, con la inauguración en el Campus Talca de un lugar de encuentro y reflexión, abierto a todas las creencias religiosas, con el ánimo de acoger las distintas expresiones del espíritu.
El rector Álvaro Rojas remarcó que la universidad no debe ser un espacio exclusivo para la ciencia y la tecnología, sino también un lugar para cultivar el espíritu, en un ambiente de tolerancia y respeto, y añadió que el laicismo no implica ser escépticos.
Emotivas intervenciones en palabras de las dirigentes Tabita Reyes, de la agrupación de Estudiantes para Jesucristo, y Catalina Espinoza, de la Pastoral Universitaria, sumada a la sobrecogedora interpretación musical de los estudiantes Ximena Pardo y Javier Maldonado, dieron un carácter especial a la ceremonia con que se inauguró la Sala de Oración.
Este es un pequeño y minimalista espacio habilitado en la ex cafetería El Establo, a cuya entrega oficial concurrieron altas autoridades de la Universidad, funcionarios y estudiantes que pertenecen a grupos intermedios de orientación religiosa y que cuentan con el apoyo de la Vicerrectoría de Desarrollo Estudiantil.
“Muchos estudiantes, funcionarios y académicos me plantearon hace tiempo el deseo de contar con un lugar tranquilo, de encuentro y respeto. Es algo que siempre se postergó y cuando se remodeló la ex cafetería El Establo pensamos que este era el sitio adecuado para admitir las diferentes expresiones del espíritu, para compartir creencias, inquietudes, problemas, alegrías”, manifestó el rector Rojas.
TOLERANCIA
Respecto a si cabe a una universidad pública disponer de un espacio como este, Rojas sostuvo que el Estado chileno es laico y, sin embargo, en el Palacio de La Moneda hay una capilla, y se hace partícipe a las iglesias de los actos públicos. Asimismo, precisó que el laicismo no implica ser escéptico. “Ser laico significa ser tolerante, pero muchas veces llama la atención que quienes reclaman tolerancia son los más intolerantes. El laicismo hay que entenderlo como un espacio de tolerancia donde todas las diferentes corrientes se expresen”, enfatizó.
El rector se mostró orgulloso de entregar esta sala especial, donde “cada uno en la intimidad de sus pensamientos, de ideas y de su fe, acuda a encontrarse con el dios en el que creen”.
Por su parte, el vicerrector de Desarrollo Estudiantil, Sergio Matus, expresó que se debe considerar que este recinto “no hace más que cultivar los valores que la institución busca: la honestidad, el respeto, la tolerancia, la convicción democrática”.
Agregó que en el lugar “no hay mayores simbolismos ni lujos sino simplicidad que es lo que debe buscar también el ser humano”.
“Las carreras y la profesión no explican todo, ni la ciencia explica todo el pensar humano. Esto complementa la línea formativa de las carreras en particular y de la Universidad en general”, afirmó.
Tabita Reyes, presidenta de Estudiantes para Jesucristo, agradeció a todos quienes hicieron posible contar con la Sala de Oración. “Existe una diversidad de creencias y es por eso que valoramos que se entregue un espacio para expresarlas libremente. Creemos en el poder de la oración, este canal que se nos entrega para estar conectados con lo espiritual”, apuntó.
También Catalina Espinoza, representante de la Pastoral Universitaria, fue pródiga en agradecimientos y destacó la acogida a su grupo intermedio. Sobre el espacio habilitado, dijo que “esto nos lleva como universidad a años luz de las otras universidades laicas, principalmente porque nos reviste a nosotros de humanidad, reconoce en la comunidad universitaria la necesidad de cultivar el espíritu. No se trata solo de desarrollar competencias, sino también tener una comunidad con Dios, un espacio para reflexionar, así que gracias por hacernos más humanos”.