Sonia Montecino recibió medalla al mérito Abate Juan Ignacio Molina

26 Octubre 2018

Sonia Montecino ha gravitado siempre en la historia de la sociedad. Sus trabajos académicos por más de 40 años sobre estudios étnicos, perspectivas de género y análisis culinarios, donde establece un cruce entre la literatura y la antropología, le han valido la premiación con la Medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina por sus aportes a la identidad de la sociedad y el desarrollo cultural de Chile.

El rector Álvaro Rojas y la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, entregaron el galardón a la antropóloga y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2013) en la ceremonia del XXXVII Aniversario de la Universidad de Talca.

La presentación de la galardonada estuvo a cargo de la periodista, ensayista y académica María Olivia Mönckeberg, Premio Nacional de Periodismo (2009), quien destacó que “me resulta especialmente simbólico que la entrega de este reconocimiento ocurra en un año en que las demandas por equidad y dignidad de las mujeres han estado en el primer plano”.

“Se trata de una mujer multifacética en sus estudios investigaciones y escritos. Destacada académica e investigadora, sus importantes aportes en torno a la situación de la mujer y los estudios de género, las etnias y la cultura del país en general han logrado traspasar los marcos de la academia y se han proyectado en la sociedad de una manera notable”, destacó durante su discurso.

“Hablar de Sonia Montecino, es hablar de mujeres, de tierras y de los mitos ancestrales que ella trata de desentrañar con su espíritu inquisitivo y creativo, con su actividad imparable. Es así como aquella joven que se graduó de antropóloga de la Universidad de Chile en 1980 es hoy una de las mujeres más relevantes del Chile del siglo XXI”, agregó Mönckeberg.

Posteriormente, la ministra Consuelo Valdés, ofreció unas palabras de reconocimiento a quien fuera su exalumna en la cátedra de Ecología Cultural durante sus estudios de Antropología en la Universidad de Chile, a fines de la década del 70.

“Sonia fue la mejor de su clase. Me hizo estudiar más porque esperaba las interrogantes más complejas de tu parte. Muchas gracias por lo que tú me diste también a mí. Su producción intelectual e inspiración literaria representa una ventana amplia y luminosa de aquellos rasgos ancestrales de nuestra identidad, que configuran nuestro presente. No tengo duda que su obra entrecruza numerosos mundos”, expresó.

Valdés valoró el esfuerzo de Montecino por escudriñar en nuestra identidad con gran rigor académico pero con una gran interpretación ensayística propia de la literatura “que da vuelo a una altura única a su obra”.

Sabores y tradiciones

El discurso de Montecino trajo a Gabriela Mistral con sus poderosas citas culinarias, al académico Javier Pinedo y su imagen de abundancia y a sus antepasados de cocina talquina, a quienes reconoció como algunas de sus principales influencias.

“Mistral comprende que el paladar se hace con la misma sazón que toca al bautismo, es decir al ingreso del sujeto a la comunidad y la identidad acunada por el nombre propio. El universo de lo salado y lo dulce como símbolo y lenguaje del sabor y constitución de los gustos. Así es nuestra sociedad”.

De Javier aprendí las identidades del Maule, “que nos acercaba a ese imaginario documentado en la sensibilidad gustativa de quienes tuvimos la gloriosa posibilidad de comer y beber en las vasijas y ollas de la feracidad maulinas. Y de mi tía abuela Carmela González Sosa -Carmelita- aprendí el sazón talquino del siglo XX”.

Asimismo, cuestionó que los medios han colocado al suelo talquino como la ciudad del completo, “con reportajes que muestran cientos de puestos vendiendo la reconocida relectura criolla del hot dog. Si antes la distinción residía en la frase Talca, París y Londres, ahora es Talca y el completo”. Sin embargo, la antropóloga reconoce a Talca por sus pejerreyes del Río Claro o un pan amasado con chancho en piedra.

Visiblemente emocionada, agradeció con lágrimas en los ojos la deferencia de la Universidad por entregarle tan importante reconocimiento, el cual dedicó a su madre, esposo y familia.

Cabe recordar que este reconocimiento fue instaurado en 1992 por la Casa de Estudios con el fin de reconocer la labor de destacados personalidades y su aporte en ámbitos como ciencia, historia, literatura y el quehacer público.

Entre los galardonados figuran nombres como Margot Loyola, Vicente Bianchi, Nicanor Parra, José Zalaquett, José Donoso, el cardenal Raúl Silva Henríquez, Humberto Maturana, Sergio Boisier, Miguel Littin, la madre Irene García, entre otros.

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