Universidad ayuda a mejorar producción de viñateros del Bío Bío

23 Mayo 2014

El Centro Tecnológico de la Vid y el Vino (CTVV) de la Universidad de Talca, está entregando conocimientos a casi 180 pequeños productores de uva y vino de la Región del Bío Bío, lo que permite a estos viñateros artesanales optimizar la calidad de su viticultura y optar a mejores precios de venta.

La asesoría se brinda a través del Programa Servicio de Asesoría Técnica (SAT) del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP). “Llevamos tres años apoyando a los productores en la parte vitícola y enológica en comunas de la región”, explicó el gerente del CTVV, Rodrigo Moisan.

Quillón, Cerro Negro, Yumbel, Ninhue y Quirihue son algunas de las zonas favorecidas por los profesionales de este centro tecnológico, dependiente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la casa de estudios.

EL CTVV —cuyo director es el académico de esa Facultad, Yerko Moreno— tiene como propósito contribuir al crecimiento del sector vitivinícola nacional, a través del desarrollo de herramientas tecnológicas y de gestión productiva. La labor de sus profesionales favorece a empresas y pequeños productores.

NUEVO PRODUCTO

En Quillón, provincia de Ñuble, con el apoyo del centro tecnológico se logró la elaboración de un producto más refinado que mantiene sus características artesanales. Se trata del conocido vino pipeño, elaborado con uva moscatel, por varias generaciones de esa zona hace más de 150 años.

“Estoy contento y muy agradecido, porque he tenido buena aceptación con este vino, sobre todo en la parte femenina, porque es un producto de baja graduación alcohólica y de un dulce natural”, afirma el viticultor José Merino, quien no solo logró mejorar la calidad de esa bebida, sino también la presentación de este producto, con un embotellado y etiquetado más moderno para su vino ‘Pipeño de Quillón’.

“Es algo sorprendente, porque estábamos acostumbrados al envase de cinco litros y ahora pasar a un embotellado para nosotros fue una sorpresa”, comentó Jacqueline Valenzuela, esposa de este productor artesanal.

El enólogo Elías Aravena, jefe del Laboratorio de Microvinificación del CTVV, junto al ingeniero agrónomo Claudio Verdugo, han brindado la asesoría en terreno a los viñateros, con transferencia tecnológica, talleres, capacitaciones sobre poda, sanidad de la uva, almacenamiento en bodegas, entre otros aspectos.

“Los ayudamos a mejorar la poda, dándole más altura al racimo para una mejor aireación, lo que evitó que siguieran perdiendo hasta el 50% de su producción de uva. También vimos que trabajaban de forma muy artesanal, con lagares de cemento de hace décadas, lo que les impedía mejorar la calidad”, explica Elías Aravena.

“La gente quería marcar la localidad de Quillón con algo distinto. Y como Universidad de Talca les generamos un protocolo de vinificación para un pipeño tradicional. Utilizamos insumos enológicos, con cubas de acero inoxidable, enzimas pectolíticas, levaduras seleccionadas, mejoramiento de limpieza con metabisulfitos como antiséptico para evitar la oxidación y disminuir las bacterias”, agregó el enólogo del CTVV.

De esta forma el resultado fue un vino de baja graduación alcohólica, de buena calidad y el aroma propio de la uva moscatel. El próximo paso será gasificar el producto y transformarlo en un espumante.

“Se hizo el vino en base al protocolo que supervisamos y resultó algo muy bueno, están muy agradecidos y se sumaron más productores que quieren lo mismo”, afirma Aravena.

Rodrigo Moisan, gerente del CTVV, explicó que otro programa aplicado en el Bío Bío es el de Gestión Empresarial. “La conjunción de estos dos programas se ha dado en Quillón, donde lo que hacemos es dar un apoyo integral a toda la cadena productiva de elaboración de vino. Y eso tiene que ver con mejorar las prácticas vitícolas, para que la gente obtenga una calidad de uva óptima, que les permita lograr mayores precios si las venden. Y además hacer mejores vinos”, sostuvo.

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