Ciudades, barcos y rostros en cerámica grés

11 Enero 2013

Cautivados por la materialidad de la cerámica de alta temperatura o cerámica grés, tres integrantes del Taller Infante —Geraldina Ahumada, Sergio Caprin y Germán Olmedo— se abocaron a descubrir el potencial expresivo de este material, dando vida a las obras que componen la muestra “Ciudades, barcos, rostros”, inaugurada en el Campus Santiago de nuestra Corporación.

La directora de Extensión, Marcela Albornoz, destacó que junto con la calidad estética de las obras, la muestra colectiva destaca por la esencia que emana de cada uno de los objetos expuestos.

“Cada artista tiene un sello, un estilo propio. Hay tres visiones distintas respecto de una misma técnica que es milenaria y, en ese contexto, resulta interesante observar la triada artística que se forma”, comentó.

Para el director del Taller, Ricardo Irarrázaval, los estilos, temáticas y sensibilidades de este trío son muy diferentes y acentúan con las técnicas, esmaltes y engobes utilizados por cada uno de ellos.

“Lo que de verdad une a los integrantes de este colectivo es su común pasión por un material cautivante en el que encontraron, desarrollaron y potenciaron su capacidad de expresión”, agregó.

El escultor Germán Olmedo relató que llevan más de una década trabajando con un material que “permite abordar absolutamente todo lo que nos rodea”.

“Desde tiempos inmemoriales —desde que el hombre era un habitante de cavernas— que se expresa mucho la espiritualidad e incluso hay determinados relatos tipo crónica de la vida del ser humano en sociedad a través de este arte. Entonces hay una mezcla de sentimientos, emociones, el dominio de lo subjetivo con el mundo que nos rodea. Miramos para adentro y para afuera con esta exposición”, dijo.

Los Escultores

Geraldina Ahumada fabrica barcos que van y quizá nunca llegarán a puerto, en una obra que procura dar cuenta de anhelos y búsquedas del ser humano, así como de su negación tormentosa.

Sergio Caprin nos entrega espléndidas, pero tristes construcciones in-habitables, que son refugio para sueños y esperanzas frustradas de tantos hombres.

Germán Olmedo trabaja al hombre, a través de rostros y máscaras que evocan y encarnan emociones, que transmiten sentimientos y esas mudas desolaciones propias del alma. Figuras y fisuras humanas sacan a la luz gamas ocultas de oscuros ánimos que yacen en el fondo del material escultórico. El misterio de lo humano nos mira de frente en sus creaciones.

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