De la niebla emerge el patrimonio perdido

28 Mayo 2011

Documento fílmico sobre el patrimonio desaparecido y rescate de la memoria casi olvidada. Podría ser la definición del documental “La mirada perdida en la niebla”, que nos transporta al pasado glorioso de Constitución y del ramal, el mítico tren de trocha angosta. Algo, en apariencia, casi inverosímil de lograr, después del último terremoto.

Su director y académico de nuestra Universidad, Patricio González, supo combinar las imágenes del pasado de la ciudad, con testimonios de “mauchos”, evidencias irrefutables que reforzaron la idea de una pérdida irreparable, hasta concluir que: “de la Venecia de la zona central, Constitución pasó a ser un aserradero”.

La película, basada en cintas de ocho milímetros, narra la vida bullente en las estaciones del ramal, las playas donde distinguidas familias chilenas veraneaban, una ciudad de muchos hoteles y casas señoriales y una incesante actividad en los astilleros. Una realidad que predominó especialmente en el siglo XIX y la primera parte del siglo XX.

Es un film de una hora y media, en cuya estética predomina el gris de la bruma, que remarca el sentido del relato: el dolor de la pérdida. La narración corresponde a Bernardo González, sobrino nieto del poeta Jorge González Bastías.

¿Por qué “La mirada perdida en la niebla”? Según el director, la idea es buscar la mirada de los antiguos documentalistas del Maule, nombres cuyo significado es niebla o río de niebla.

Estreno

La pieza cinematográfica fue aclamada por el público tras ser exhibida, pocos días antes de la celebración del Día del Patrimonio, en el Centro de Extensión “Pedro Olmos”, Parque de esculturas y Jardín Botánico. Su estreno tuvo lugar en Constitución, justo al cumplirse un año del terremoto y, como es de suponer, causó profunda emoción en los
asistentes.

“Cuando los “mauchos” vieron la película, hubo lágrimas al recordar cómo era su ciudad, que tuvo méritos suficientes, hasta el año 1950, para ser declarada Patrimonio de la Humanidad”, afirma.

“En arquitectura y actividad cultural, era mejor que Valparaíso. Los alemanes y franceses levantaron grandes edificios y había construcciones estilo inglés. En las películas rescatadas se ve gente llegando en trenes de 10 a 12 carros, que pasaban por el ramal lleno de vida”, relata.

Al río Maule llegaban vapores de Europa y era habitual la presencia de intelectuales, artistas y políticos, como Enrique Mc Iver, Luis Orrego Luco y el pintor José Caracci. Entre sus destacados visitantes, González menciona a la familia de André Breton, el padre del surrealismo.

En medio del trayecto por el ramal, la casa del poeta Jorge González Bastías era un punto de reunión de los escritores de la época. Muchas de las imágenes de esta película provienen de cintas grabadas por Saúl Pliskoff, hijo de inmigrantes rusos, quien ejerció como profesor en el Liceo de Hombres, en la década de 1940, y registró la vida del ramal, del río Maule y Constitución.

“A mí me interesa rescatar el patrimonio fílmico para revivir el Maule. Tengo más de 100 cintas en ocho milímetros y mi intención es realizar otros documentales”, dice el director.

Patricio González inició su trabajo en 2008 y lo terminó en enero de 2011. En medio, terremoto y tsunami arrasaron con lo que quedaba de las antiguas construcciones patrimoniales. Poco antes había filmado la casa señorial inglesa del parlamentario Enrique Mc Iver, ambientada en 1840. También el teatro. Al volver, todo estaba destruido.

Con dolor señala que muchas construcciones se demolieron “sin haber para qué”, en la creencia de que la modernidad es derribar casas antiguas “y reemplazarlas por edificios cuadrados y de vidrio, o viviendas que son iguales en casi todo Chile”.

“El terremoto acabó con la arquitectura que distinguía a Constitución y no ha habido voluntad de levantar ese patrimonio. En realidad, Constitución tuvo varios terremotos. El último fue el telúrico, pero hubo otros antes que la destruyeron. Ése es el sino de las ciudades de Chile, cuyo patrimonio desaparece en función del mercado, pero la gente pierde algo que hace al hombre, que es la pertenencia a un lugar”, lamenta.

Humanismo en un hombre de ciencias

Patricio González es investigador en agrometeorología y dedica sus vacaciones y tiempo libre a la realización de documentales, como expresión de su veta humanista. “La que toda persona que se dedica a la ciencia debe tener”, comenta.

Es un convencido de que en el humanismo está la esencia del hombre. Pero también lo mueve la gratitud, en el sentido de “devolver a la región lo que me ha dado”. Y también la convicción de que, para mirar hacia el futuro, hay que conocer el pasado.

“La identidad va mucho más allá de celebrar el 18 con ramadas y vestirse de huaso”, dice. Anteriormente, dirigió otros dos documentales: “Historias de aldeas”, sobre las fiestas de la vendimia y la trilla, en la zona de Loncomilla. Y “Penitentes”, en el que desarrolla como temática los ritos religiosos campesinos.

González ha rescatado más de cien películas de ocho milímetros y ese patrimonio fílmico dará vida a otros documentales. “Hemos usado un tercio de las películas y nos queda, por ejemplo, muchas de Talca, en las que se aprecian actividades sociales, visitas de presidentes, la llegada de la Loba, desfiles, en uno de los cuales se aprecia a los veteranos sobrevivientes del 79”, relata.

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