“Domador de Metales” irradia toda la fuerza expresiva del escultor

20 Junio 2016

Momentos especiales vivió Silvia Westermann, curadora de “Domador de Metales” y esposa de Sergio Castillo (1925-2010), en la
inauguración de esta muestra, montada en el Centro de Extensión “Pedro Olmos” y en el Parque de las Esculturas de nuestra Universidad.

Westerman recibió a críticos de arte, artistas, destacados invitados y autoridades de la Casa de Estudios, que estuvieron en la ocasión.
“Estoy muy emocionada con que las obras de mi esposo estén nuevamente en la Universidad de Talca, porque yo vi cómo creció el Parque de las Esculturas. Me enorgullece la mantención y el cuidado que le dan a las esculturas en este lugar, en especial por la de Sergio, ‘Trueno’. Yo la veo y me emociono porque siento que él está ahí”, enfatizó Silvia Westermann.

Las esculturas de gran y mediano formato recorren la trayectoria de Sergio Castillo en cuatro categorías de obras: animales, con sus reconocidas series de gallos y toros; abstractos, eróticas como la obra homenaje a Neruda, 1980, y políticas como Derecho a la Libertad y Democracia, junto a otras que formaron parte de sus primeros trabajos artísticos de exploración con el acero, su material predilecto.

Monumentalidad

Silvia Westermann comentó que “el fierro, hierro o acero fue muy generoso con el artista, le enseñó a hacer animales, a desahogar sus penas por la injusticia o contarnos sus fantasías eróticas, pero sobre todo a desarrollar ese don de la monumentalidad en sus obras abstractas”.

Sobre esta muestra, el director del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), Roberto Farriol, sostuvo que es una de las más importantes que se realizó durante 2015 en el Museo Nacional de Bellas Artes, “en la medida que recoge la obra de un artista sumamente destacado y porque es curada por quien fue su compañera de vida, o sea, mejor que nadie ella conoció cuáles eran las piezas claves de su trabajo”
.
Farriol añadió que toda obra artística hay que exhibirla en las regiones y en ese sentido “uno de los propósitos que tenemos como museo es que hagan visitas en diferentes lugares con el objetivo de descentralizar”.

Para el prorrector, Pablo Villalobos, tiene un profundo significado que las obras de uno de los escultores más importantes que ha tenido nuestro país, estén en la Corporación. “Él (Sergio Castillo), junto con otros escultores, han ido modelando nuestro Parque de Esculturas, un patrimonio nacional de arte, lo que es una gran satisfacción y quiero invitar a la comunidad a apreciarlas”, manifestó.

También la directora de Extensión de nuestra Universidad, Marcela Albornoz, subrayó el significado de la exposición, que por primera vez se exhibe fuera del MNBA, por lo valioso de sus obras y porque “con él inauguramos nuestro Parque de las Esculturas, con su obra ‘Trueno”.

Al mismo tiempo, recordó que la misión en el aspecto cultural de la Universidad, es formar a los estudiantes y también extenderse a la comunidad. “Nuestro patrimonio artístico tiene como objetivo realizar este vínculo. Uno de nuestros valores en el Plan Estratégico Institucional se relaciona con la sensibilidad estética en torno a la cultura y el arte y nos interesa que la comunidad pueda sentir nuestra democratización cultural y nuestra disposición de puertas abiertas en este ámbito”, aseveró.

Sergio Castillo nació en Santiago el 13 de mayo de 1925 y murió en la misma ciudad el 19 de agosto de 2010. Estudió en la Ecole de Beaux Arts, en la Academia Julian de París y en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Fue discípulo de escultores como Julio Antonio Vásquez y Marta Colvin.

En 1967 fue nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde desarrolló una labor docente que le valió la obtención de la beca Fullbright en 1968, para desempeñarse como profesor visitante en la Universidad de Berkeley, CA, Estados Unidos. A esa época pertenecen obras monumentales que ejecutó en las ciudades de Boston y en Sausalito, California.

Recibió numerosos premios y distinciones a lo largo de su carrera, entre los cuales figuran su nombramiento como Miembro de Número de la Academia Chilena de Bellas Artes del Instituto de Chile, en 1995, y el Premio Nacional de Arte, en 1997.

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