“Estoy con la educación pública”

2 Enero 2014

En el mundo de las letras el ganador de la versión 2013 del Premio Iberoamericano José Donoso, Pedro Lemebel, reconoció que se formó “solo y huérfano”, completamente ajeno al influjo de las corrientes literarias tradicionales o emergentes.

La fuente de la cual nutrió su pluma, o más bien, donde aprendió “saberes proscritos”, la encontró en lo que denominó como “la academia cunetera”.

“Nunca me interesó la literatura. Mi formación cultural estaba relacionada con otros medios más populares como la radio, el melodrama, la revista de cómics, el cine, la teatralidad popular del barrio, el cuento oral de la poblada, la inventiva deliriosa de las vecinas, los mitos, injurias, veleidades, romances proscritos, las partuzas incestuosas de los primos, esos secretos de barrio o de colegio”, relató.

“Cuando llegué a la literatura en la enseñanza media leí a la Bombal y a Márquez, me encantaron. Luego a Donoso con el ‘Obsceno Pájaro’, creo que nunca había leído algo tan sinuoso y excitante, me dejó peinado para atrás. Pero me quedo con el ‘Lugar Sin Límites’, que es fundamental en la literatura latinoamericana de género”, agregó.

Aún cuando declaró que el estudio nunca le apasionó como esfuerzo intelectual, “reconozco que me dio armas para batallar la sobrevivencia”.

En ese contexto, valoró en especial el rol que le corresponde a la educación pública. “Estoy con la educación pública. Y apoyo y marché en la movilización estudiantil en pos de la gratuidad. Yo estudié en una universidad pública”, subrayó.

ASPAVIENTOS LIBERTARIOS

Uno de los aspectos que más se valora de la obra de Lemebel, es su capacidad para mostrar una parte de la sociedad que antes, por su carácter marginal, se invisibilizaba. Pero pese a este avance, a juicio del escritor es una transición que se ha dado con demasiada lentitud. “’Temas valóricos’ le llama ahora la hipocresía nacional a estas causas”, acotó.

“Su proceso ha sido lento con fórceps, pudo pasar antes, hace mucho, pero los amarres constitucionales del blindado ayer retrasaron los cambios y las transformaciones seguirán esperando su legítimo derecho a la autodeterminación: como el aborto, los derechos ancestrales de los pueblos originarios, la marihuana, las múltiples sexualidades que están naciendo, apareciendo, y otras mas distintas por venir”, precisó.

Aún cuando en el discurso público suele ser recurrente oír hablar del “derecho de las minorías”, para Lemebel es una materia en la que queda mucho por hacer.

“Creo que más bien se aparenta con aspavientos libertarios, pero en el fondo existe un calzón de castidad de precaución tímida o temerosa. Se tiene temor a lo diferente, entonces hay que cruzar fronteras, mezclar homos y heteros, bi-sexuales con polisexuales, inmigrantes con gitanos, conocerse, contagiar rebeldías y potenciar devenires minoritarios, fragmentarse, licuarse en el otro-otra, sumarse a la gran euforia mestiza de estos tiempos”, comentó.

DEUDA HISTÓRICA

Tras el lanzamiento de su última obra, una antología titulada “Poco hombre”, su próximo desafío es un libro sobre la desaparecida dirigenta comunista Gladys Marín, a quien dedicó el premio José Donoso. “Es una deuda histórica y biográfica”, afirmó.

Y si bien reconoció que tiene varios otros proyectos en carpeta, también admitió que por ahora no hay espacio para seguir avanzando con su propia historia, marcada desde hace unos años por un cáncer a la laringe.

“He escrito poco después de esta enfermedad, es posible que en el futuro eso salga a flote en mis letras asfixiadas. Ahora lo evito por sanidad karmática. Quizás no he encontrado las ventajas productivas de la enfermedad como metáfora escritural, porque desde siempre fui o el sistema me consideró enfermo, eso podría ser un plus creativo. O una ventaja con los sanos, ¿quien podría definirse sano y escribir bien?”, planteó.

Compartir
keyboard_arrow_up