Formas de la naturaleza en madera y bronce

18 Junio 2014

Trabajar con la madera y el metal complementado, en base al concepto de la forma que se encuentra en ellas, es el trasfondo de “Orgánica”, la exposición de esculturas de la artista Laura Quezada.

La muestra —que estará disponible al público hasta el 6 de julio en la Sala de Exposiciones de la Escuela de Postgrado y Centro de Extensión de nuestra Universidad en Santiago— está compuesta por 20 esculturas que oscilan entre los 15 centímetros y dos metros de altura. Cada pieza fue construida tomando como referencia los elementos originales de la naturaleza.

Quezada dijo que las creaciones corresponden a una nueva etapa escultórica, en la cual hay un tratamiento de la espacialidad diferente.

“Acá hay muchas formas más simples. Mi característica escultórica es que siempre son como aéreas, y en esta etapa retomé eso de las líneas, pero mucho más etérea”, señaló.

Laura Quezada Gómez (40), es licenciada en Artes Plásticas mención en Pintura de la Universidad de Chile. Posee estudios de dibujo y figura humana en la PUC, telar en el Instituto de Bellas Artes de México y de orfebrería en el Taller de Orfebres Manaz de Santiago. En 2007 obtuvo el Premio Bicentenario del Concurso de Arte Joven del Museo de Artes Visuales, en Santiago.

La artista se refirió al soporte utilizado en cada escultura. “Siempre he trabajado con una cosa medio alquímica que es la relación con los cuatro elementos, a los cuales la filosofía oriental suma otros dos que son la madera y el metal; la madera como emanación del agua más la tierra y el metal como emanación de la tierra más el fuego”, dijo.

Agregó que lo anterior sirvió de sustento para la elaboración de cada obra. “Trabajar con la madera y el metal complementado y basado en las imágenes escultóricas que de por sí tiene formas simétricas, tridimensionales, con el concepto orgánico de la forma, de las hojas, las flores”, planteó.

Equilibrio

Sobre esa base, Laura Quezada reconoció que en cada una de las piezas de su exposición hay una especie de llamado para que el espectador vuelva a conectarse con la naturaleza.

“Con la carga comunicacional y toda la información que hay ahora, se pierde de ver el detalle de una rama, una hoja, un brote. Estamos tan pendientes de la generalidad que no se observan los detalles; vemos el bosque pero no los árboles, entonces es también como una alegoría a volver a encantarse con estas pequeñas cosas de la vida cotidiana”, aseveró.

El presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), Pedro Labowitz, destacó la combinación de elementos a los que recurre la artista.

“Usa preferentemente la madera y el bronce, pero también otros materiales y los combina de una manera altamente original. No se trata nunca de imitar a la naturaleza, sino que crea formas nuevas, fuertes, orgánicas”, comentó.

En ese sentido, destacó que elabora formas que suelen inspirarse en verticales que pueden ser agresivas, punzantes y que prácticamente, sin excepción, expresan un fuerte ímpetu –la vida vegetal misma— que aspira hacia la luz y el sol.

“Es maestra en equilibrar este empuje vertical con elementos horizontales y curvilíneos, estableciéndose un perfecto equilibrio formal. En sus composiciones más concentradas, casi ensimismadas, es la gran riqueza de las formas tensionadas e irregulares las que resaltan, enfatizó Labowitz.

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