“La música bella es una sola, venga de lo popular o lo clásico”

4 Junio 2012

Una vez más Roberto Bravo mostró su enorme calidad interpretativa y también su lado solidario, en los conciertos que ofreció en el Teatro “Abate Molina”, recinto que en ambas ocasiones se llenó más allá de su capacidad con públicos distintos y ávidos de escuchar sus magistrales interpretaciones.

Invitado por nuestra Universidad, el eximio pianista chileno ofreció un primer concierto, de carácter tradicional, el jueves último, oportunidad en la que interpretó Adagio, del Concierto para oboe y cuerdas en Do menor, de Marcello Benedetto; luego Siciliana, de la Sonata para violín y clave en Sol menor, de Bach. Y para concluir la primera parte, las Polonesas N° 1, N° 2 y “Heroica”, de Chopin.

La segunda etapa de su presentación incluyó “Claro de luna”, de Beethoven, y “Liebestraume” (Sueño de amor), de Franz Liszt.

El público aplaudió de pie al pianista, quien de paso tuvo un elogioso comentario para la remodelada imagen de la sala. A petición de los centenares asistentes, Bravo interpretó finalmente una canción popular, pero del repertorio brasileño.

Concierto Solidario

La segunda presentación, realizada el viernes al mediodía, estuvo orientada a estudiantes de enseñanza básica y media que llegaron de establecimientos de Talca y Curicó. Respondió a la tónica de los denominados “conciertos solidarios” por el propio artista, una de cuyas particularidades es la mezcla de interpretación en piano y lectura de poesía, esta vez de autores como Matías Rafide, Gabriela Mistral, Hernán Rivera y de Gonzalo Rojas.

El contenido musical provino de distintas melodías de antiguas canciones infantiles, música de película y un tema de Luis Advis, de la “Cantata Santa María de Iquique. “Hay un mundo maravilloso y muy extenso de compositores que han hecho música inspirados en poemas, desde el romanticismo hasta nuestros días. Es un mundo que se comparte”, enfatizó el pianista. Como ejemplo, mencionó la inspiración en poemas de Nicanor Parra, Neruda, Benedetti, Borges, Miguel Hernández, García Lorca y Alberti, “y toda la poesía alemana que está con la música de Schumann, de Hugo Wolf, Johannes Brahms, de Richard Strauss”.

No es extraño que Roberto Bravo incluyera música popular en su repertorio, cuya cercanía proviene de su familia, según confesó: “Yo crecí oyendo a mi mamá tocar música popular, desde chico toqué mucha música popular por oído. Siempre me gustó la música hermosa y no hay diferencia; la música bella es una sola, venga de lo popular o lo clásico. Yo soy un pianista de los denominados transversales: puedo mezclar en un concierto a Víctor o Violeta, a Piazzola o música de película para transmitir un mensaje: la belleza trasciende los estilos y las fronteras entre la música clásica y la música popular”.

Formar a los jóvenes

Sobre su disposición a sostener un encuentro con los jóvenes, dijo sentir que al público que hay educarlo y prepararlo para el futuro. “Abrirles el mundo de la música y llevarlos a una conversación para que se den cuenta que el artista que ven en el escenario es una persona común y corriente, que tiene las mismas preocupaciones que los demás, que pasó por los mismos problemas en el colegio, que también tuvo mala nota en matemática…”.

A su juicio, el artista tiene un deber hacia su comunidad, sobre todo con quienes están creciendo y por esa razón él busca transmitir sus propias vivencias. “Acabo de empezar un programa que se llama Liderazgo a través de la música, sobre cómo a través de la música tú puedes influir en la vida de las personas, las decisiones, emociones, en la actitud frente a la vida. Y eso viene de una serie de vivencias que uno tiene desde chico, desde cuando fue tu primer concierto solidario”. En su caso, este concierto fue a los ocho años de edad, pero en ese momento no se dio cuenta del carácter que tenía su presentación.

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