Obra arquitectónica hace un llamado a la conciencia ambiental

9 Julio 2018

Entre cuatro mil 500 y cinco mil botellas desechables utilizó el estudiante Ricardo Vásquez para crear una obra arquitectónica que se emplaza desde principios de junio en el hall central del Edificio Públicos de Talca. La intervención realizada por el joven forma parte de su proyecto de título de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Talca (UTALCA).

ProtoPET es el nombre del proyecto que demoró un año en terminarse con ocho meses de diseño, cuatro meses de construcción y tres días de montaje. Se trata de una estructura realizada con plástico procesado que constituye una gran placa suspendida con el fin de darle un nuevo carácter al rígido panorama del inmueble. Además el autor lo instaló allí para revalorizar el espacio y hacer que la sociedad de consumo reflexione sobre el uso de los desechos.

Vásquez explicó que, “luego de varias ideas, aparece el interés de trabajar con desechos entre los cuales decidí explorar la botella desechable, en donde esta podría ser modelada de tal forma en que su estructura física cambiase a una completamente diferente. Si bien hoy en día se recicla, hay un gran porcentaje de esta que no llega a ser recuperada, terminando en basurales o en el mismo océano”.

Su construcción se realizó gracias a aportes de privados que donaron aproximadamente 600 kilos de botellas y también a un fondo concursable de la Vicerrectoría de Desarrollo Estudiantil de la Universidad de Talca adjudicado en el año 2017.

Susana Sepúlveda, directora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca y tutora del proyecto, expresó que “el proceso de titulación de la Escuela requiere en sí que el estudiante se vincule con una comunidad, agrupación o institución. Este proyecto llama a la conciencia de querer el planeta y estaba pensado para un par de semanas de exhibición pero, a solicitud de las personas, estaremos más tiempo con la obra de Ricardo”.

Reutilización de material

Las botellas plásticas pasaron por todo un proceso de manipulación para llegar al resultado final. Primero fueron seleccionadas y separadas por color, para luego limpiarlas, dejando solo la botella al desnudo, separándolas de las etiquetas, tapas y cuellos, posteriormente fueron chipeadas en una trituradora, lavadas y finalmente utilizadas para rellenar las matrices (moldes) fabricadas de acero.

Estas matrices eran introducidas en un horno industrial facilitado por el taller de herramientas de la escuela de arquitectura, donde las botellas eran derretidas y adoptaban la forma predispuesta del molde, las cuales respondían al tipo de pieza que se necesitaba para conformar la estructura. 

Además, el proyecto cuenta con piezas de acero, policarbonato alveolar, y cables de acero galvanizado los cuales ayudan a complementar la estructura total de la obra, manteniéndola estable.

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