Patrimonio restaurado, punto de partida de una nueva etapa

4 Septiembre 2011

La tarea de enfrentar las consecuencias del terremoto se vive día a día. Y ello implica buscar las mejores soluciones. Mientras el edificio de la Escuela de Arquitectura cierra una etapa de reconstrucción, se iniciará el proceso de equipamiento y habilitación de las dependencias. Planes que contemplan un uso más inteligente, para dar cabida a todos los talleres y que de cuenta de las nuevas exigencias del medio.

“Se han hecho modificaciones importantes de reorganización, Se aprovechó de repensar el uso que se le dará. El edificio está pensado para maximizar la usabilidad”, explicó Andrés Maragaño, director de la Escuela de Arquitectura. Germán Valenzuela, académico de Arquitectura y a cargo del diseño de la reconstrucción, explicó que para nuestra Universidad, la restauración implicó el tratamiento de la estructura como edificio patrimonial.

“El edificio tiene una historia bastante particular. Tiene carácter de patrimonial, porque fue Casa Central, Biblioteca. Para la reconstrucción, el primer objetivo fue rescatarlo en su contextura, para que siga siendo reconocido en su condición histórica”, explicó.

Similar valoración tiene quien fuera el fundador y primer director de la carrera (1999-2009), el académico Juan Román, para quien la recuperación del edificio responde a un proceso importante, justamente por la historia que posee.

“Cuando lo inauguramos como edificio de la Escuela reparamos en su historia, en que había sido usado para muchas cosas. Estos cambios son parte de un proceso de vida, de su historia”, advirtió. “Es cierto que se fueron muchas cosas, y seguramente los cambios van a seguir. Y eso es lo más bonito, que es un edificio que permite cambios”, agrega Román.

Días difíciles

Al igual que para otras unidades académicas de la Universidad, ante la próxima finalización de las obras de mayor envergadura, en Arquitectura rememoran las dificultades que han debido sobrellevar desde el terremoto.

“La primera complicación era de comunicación, para saber si los estudiantes estaban bien. Ellos estaban cerca de volver a clases. Algunos viajaban a Talca ese fin de semana, pero quedaron atrapados en elepicentro. Costó mucho saber de ellos, y varios nos recordarán trabajando debajo de un árbol, en una silla de plástico, porque no se podía entrar al edificio”, relata Valenzuela, quien al momento de la catástrofe se desempeñaba como director de Escuela.

“Toda la escuela se abocó a programar y diseñar una infraestructura provisoria. Pero la urgencia y la faltade materiales en Chile, tuvimos que comenzar el año trabajando en una carpa de matrimonios, con todas las complicaciones que ello significa. Fue más problemático aún, ya que teníamos que atender a los estudiantes que perdieron sus pensiones, los lugares donde vivían”, recuerda el académico.

Las dificultades que impuso el terremoto, también brindan oportunidades. Es así como evalúa el profesor Maragaño la experiencia que significó la constante revisión de las acciones de mitigación, el trabajo en colaboración en pos de una reconstrucción integral, como ocurre con otras unidades académicas de nuestra Casa de Estudios y la comunidad universitaria en general. “Hemos tenido un trabajo cohesionado, que se debe a la organización de los alumnos y profesores. El grupo se ha visto fortalecido con la experiencia”, dice el director de Arquitectura.

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